martes, 8 de junio de 2010

Diario de una asexual. Cap.5

Lucía, enero de 2001

Ya es hora de regresar a casa. La vida en Valencia no ha ido como esperábamos para ninguno de los tres.
Mi hermana hace meses que nos abandonó. No acabó de adaptarse a la ciudad y añora demasiado a la familia y a sus amigos.
En este último año he salido poco de fiesta, pero he conocido gente maravillosa en el trabajo. Sí, he encontrado trabajo en menos de un mes, soy correturnos en Blockbuster. No gano mucho pero me da para mantenerme y además comparto gastos con Manuel.
Julio ha venido a verme en verano, hemos pasado una semana estupenda juntos, nada parece haber cambiado entre nosotros aunque es cierto que nos mostramos más prudentes o recelosos a la hora de abrazarnos, es como volver a conquistar el terreno. Pero tenemos la grata sensación de saber que en todo este tiempo, nadie más a aparecido en nuestras vidas que pueda hacernos replantear nuestra relación. Yo, por mi parte, he tratado de mentalizarme desde la distancia de estos meses pensando que fácilmente, cualquier noche, conocerá en algún bar una chica que sepa lo que quiere y decida seducirlo, es un hombre muy guapo a pesar de no ser muy alto, es atento, equilibrado y muy divertido. Su diálogo es siempre ingenioso y tiene ese punto de ternura que no he visto nunca en nadie más y me encanta. Pero ni con todo esto se ha despertado en mi la pasión necesaria, entiendo yo, para normalizar nuestra situación hasta poder alcanzar compromisos más formales. Me gusta nuestra relación tal y como está, pero se que él no lo tiene tan claro como yo.
Pasadas las navidades, he regresado a casa, Manuel lo hará en a penas un mes. Le he dejado solo, no he visto otra solución ya que el dinero se acaba. Lo hemos pasado mal económicamente a pesar de no haberme faltado el trabajo, mi compañero ha tardado mucho en encontrarlo y he tenido que hacerme cargo de todos los gastos. Ahora él se queda hasta finalizar contrato, pero se ve forzado por mi marcha a regresar a casa y lo hace con una desagradable sensación de fracaso.
De todos modos, he crecido mucho con la experiencia y regreso dispuesta a encontrar una nueva oportunidad en mi tierra.
Las amistades de siempre, con las que nunca perdí el contacto, han ido encontrando sus parejas, sus trabajos, y las relaciones han cambiado. Parece mentira el enorme cambio en tan poco tiempo. Han pasado muchas cosas por aquí en este último año de ausencia.

Lucía, agosto de 2001

Fue en febrero la última vez que vi a Julio. Le he visto tres veces más desde que regresé. En esa ocasión le noté desesperado como nunca antes, se diría que muy nervioso. Fue todo tan extraño. Sin perder ni por un minuto la dulzura ni su eterna sonrisa, me agarraba de la cintura mientras caminábamos de un modo muy diferente a como solíamos hacer. Yo me sentía la tabla a la que se aferra el naufrago esperando la ola que lo arrastre al fondo inevitablemente. Le vi rendirse y no entendí nada en aquel momento. Me dejé abrazar por él aunque de su cuerpo me llegaba como una corriente fría en lugar del calor a que me tenía acostumbrada. Las situaciones resultaban forzadas, trataba de decirme algo pero no sabía cómo ni yo sospechaba el qué.
Ya es verano de nuevo, todo acaba de encajar. Se por una amiga que julio ha vuelto con su ex novia. Fue su primera novia y la causa de que Julio y yo nos conociéramos. Cuando acabó su relación, él buscó refugio en sus amigos que también eran los míos y así, amparados y protegidos vimos crecer nuestra amistad hasta convertirse en una historia que nadie más podrá entender. Pero aquella tarde, en febrero, creo que trató de encontrar, en alguno de los dos, los motivos para continuar con algo que nunca llegó a empezar siquiera. Yo me había enfriado, volví convencida de que no le quería y dispuesta a dejarle ir si se presentaba el caso, y así ha sido. No puedo sentirme mal. Me duele el saber que ya no estará ahí ni como amigo, pero se que deseaba tener pareja, una relación normal con planes de futuro y compromiso mutuo.
Ahora siento que una nueva etapa comienza en mi vida y he de poner punto final a todo lo demás.

Lucía, noviembre de 2001

Salgo muy a menudo a bailar, es algo que me encanta. Mi aspecto físico ha ido mejorando y refleja mi cambio interior. Soy más segura, más fuerte e independiente. He decidido comprarme un piso porque los alquileres no me resultan más baratos que las hipotecas y parece que la gente es reacia a arrendar pisos a la juventud, sobre todo si como yo no tienes un contrato fijo. Desde que llegué no he tenido problema para encontrar trabajo y, como vivo de nuevo con mis padres, lo poco que gano me da para ahorrar.
La pasada noche, como tantas otras, conocí a un chico. Resulta gracioso que si bien por el día parezco invisible para los hombres, en la noche tengo el éxito asegurado y, a pesar de ser la menos interesada en conocer a alguien, de entre todas mis amigas soy la que se lleva la palma en las conquistas. Será por mi forma de bailar, todos me dicen que resulta muy sexy!!
No suelo hacer caso alguno a los chicos que se me acercan. Un baile, una copa con charla, e incluso unos pocos besos es lo más que se han llevado de mí, hasta la otra noche. El chico que se acercó a conocerme era diferente, era venezolano y quizá su acento tan de telenovela me desarmó. Me contó toda su vida entre baile y copas, nos acompañó hasta bien entrada la madrugada a mis amigas y a mí. No pude despedirme de él, sus besos me lo impedían. Cuando acompañamos a mis amigas a la parada de taxis y nos quedamos solos, no se qué me ocurrió. Estaba embriaga de alcohol pero no tanto como para no saber lo que hacía, sus palabras me hacían sentir que nos conocíamos quizá de otra vida, sus besos no demostraban excitación y no me sentí presionada a acompañarle hasta su casa. Simplemente me dejé llevar.
De esto hace dos días y mi cuerpo tiembla como si algo dentro de mi quisiera escapar y permanecer ajeno a todo aquello. Mi ser rechaza todo recuerdo tratando de negar lo que ocurrió. ¿Pero por qué? ¿Por qué me siento así si fue algo bonito que muchas hubieran deseado vivir? Fue un momento dulce, romántico, cálido. A pesar de mi mala conciencia, me siento bien por haber sido capaz de demostrarme a mí misma que no tengo ningún rechazo al sexo, que soy capaz de dejarme querer. Ahora las preguntas se agolpan en mi cabeza, el corazón me va a mil y quisiera poder explicarme por qué con él sí y con Julio no. He de admitir que no me quedan más ganas de repetir la experiencia. No fue el deseo el que me empujó a hacerlo, no se qué fue, tal vez un arranque de valor, un impulso de esta nueva Lucía que aún estoy por descubrir. Creo que en el fondo conozco la respuesta, y es que no ha sido una experiencia satisfactoria y se que no es muy probable que vuelva a ver a mi amante de la otra noche, si esto hubiera ocurrido con Julio, nuestra relación se hubiera hecho añicos y con ella, la relación con el resto de amigos que para bien y para mal eran comunes. No lo hubiera soportado, así que quizá fue lo mejor. Creo que en el fondo siempre fui muy sincera con él.
Lo ocurrido la otra noche no me produjo ni frío ni calor. Me comporté como una actriz que conoce su papel a la perfección en una película en la que además fui la única espectadora. Fingí cada gesto, cada palabra, quise disfrutar el momento y solo logré abstraerme, abandonar mi cuerpo en manos ajenas y así puede verlo todo, desde afuera, muy lejos de la habitación en penumbra, como si mi mente estuviera en casa viendo esta peli en televisión.
El chico trató de acompañarme a casa después, me pidió mi número de teléfono, otra cita.....Apunté su número con la promesa de llamarle algún otro día. Sabía perfectamente dónde trabajaba ya que era el encargado de la seguridad en el pub donde nos habíamos conocido unas horas antes. Pero me fui sola, dándole un último beso de despedida y con la certeza de que no querría volver a verle más.
Ayer me desperté muy tarde, como si deseara que todo hubiera ocurrido en mis sueños y esperase encontrar en ellos todas las respuestas. ¿Por qué lo hice? ¿Por qué con un desconocido por el que no sentía nada? Recuerdo la primera vez que me besaron, era una adolescente y él un amigo de una amiga de otra amiga mía, un chico que no me gustaba en ningún sentido, estaba borracho, era poco agraciado físicamente y no dejó de perseguirme toda la noche con su insulsa e incoherente charla. Sin embargo, cuando me preguntó si podía besarme le dije que sí. ¿Por qué? Aún no lo se. Me besó con los labios húmedos, dulzones por lo que estaba bebiendo y poco expertos, pero lo más desagradable fue su impertinente lengua. No me esperaba que un primer beso entre dos desconocidos fuera a ser tan violento. No fue una experiencia para repetir. Con el tiempo fui experimentando otros besos, besos tímidos y temblorosos que pretendían ser tarjeta de presentación de aquél que los daba, besos maestros que trataban de impresionar sin lograrlo, besos eróticos preludio de un encuentro sexual dado por hecho, besos con apretado abrazo que a punto estuvieron de partirme las costillas, pero todos ellos besos sexuales que a la espera de poder introducir otra cosa, introducían las lenguas hasta el fondo de mi boca anudándose con mi lengua y mordiendo mis labios con ímpetu no siempre correspondida. Pero a pesar de dejarme besar y besar yo a mi vez, nunca encontré lo que esperaba encontrar, nunca nublaron mi mente ni prendieron llama en mi. Era muy diferente lo que sentía cuando besaba a Julio, al menos con él sentía un profundo amor sincero que me inspiraba hasta el punto de tomar yo la iniciativa de besar. Con él practiqué mis besos preferidos, esos que parece que solo se dan en el cine, los besos labio a labio, tras cada uno de los cuales la boca se vuelve más y más carnosa ofreciendo mayor superficie sensitiva.
Del mismo modo que nunca sentí nada besando a ningún otro, tampoco sentí nada con mi inesperado amante de hace dos noches. Tan solo me queda un frío recuerdo que procuro evitar, me hace sentir rara en mi propio cuerpo y, sin embargo, no me arrepiento, creo que es algo que tenía que hacer, debía experimentar sin correr riesgos emocionales.
Ahora solo quiero que se me pase esta sensación desconocida que hace que no reconozca mi propio cuerpo como si una extraña metamorfosis se hubiera obrado en mi.

2 comentarios:

Aliena23 dijo...

Excelente Cary, totalmente identificada y entendible me pareció este Capitulo. Eso de "Experimentar sin correr riesgos emocionales" me encaja perfectamente, aunque como no me enamoro no es que los corra. Es malo jugar con los sentimientos de alguien que se aprecia demasiado, en tu caso Julio, por eso te negabas a ensayar con él, lo que intentaste con este venezolano. Al fin y al cabo, al venezolano no le debias nada, no compartias sentimientos, ni un pasado, era simplemente el conejillo de indias para probarte, y al menos sacaste una buena conclusión "No es rechazo al sexo"
Existen cosas en la vida que por malas o neutras que resultasen uno debia experimentar. Muchas veces uno piensa si fue la influencia social, esa sensación de que andas a un nivel inferior que las demas personas de tu edad, o que ya estando en el momento en si pudiera disfrutarse. Cualquiera que sea la idea, uno termina haciendolo. Por lo menos a mi, hasta el nivel sexual que he llegado me paso lo mismo, interprete un papel, un rol. Pero todo lo veia con la mente totalmente clara, mi percepción tambien era de no ser la persona que estaba ahi haciendo esas cosas.
En cuanto a los besos, si que te Entiendo tambien. Muchas veces se convierten en un juego de lenguas que deja la ternura a un lado, para convertirse en una herramienta de excitación y esos besos para mi tambien eran una experiencia vacia.

Lo que no he entendido es si tu sentimiento por Julio es amor o no, tal vez lo descubra en el otro capitulo :)

Lucía dijo...

Gracias Aliena!!! la verdad es que creo que ni yo misma lo se, por eso digo que cada vez me identifico más con lo que tú me cuentas. ¿Sabes que volvemos a estar en contacto? hacía mucho que no sabia de él y ahora hemos vuelto a hablar via facebook a diario. Solo te puedo decir que es el único hombre por el que lloré al pensar que lo perdía para siempre y que ahora estoy de nuevo ilusionada aún no sabiendo si se ha casado o si ha roto la relación que tenía. ¿será eso amor? De él me gusta todo!!