lunes, 21 de junio de 2010

Diario de una asexual. Cap.7




Lucía, julio de 2005.

Ya ha pasado un año desde que mi hermana se fue. Ahora es una feliz mujer casada con trabajo y residencia en Toronto.
Yo llevo el mismo tiempo viviendo en mi nuevo hogar. Las aguas parecen haber tomado su cauce natural pero aún así, siento que me ahogan. Mi último contrato laboral se acaba sin posibilidad de renovación, me quedo sin los ingresos que han ido solventando mis facturas y la hipoteca. Es verano y no se si quedarme en casa y buscar trabajo desde ya mismo o irme de aquí una temporada, dejar que mi familia me arrope hasta sentirme mejor. Lo cierto es que me veo sumida en una depresión y sin fuerzas para comenzar esta batalla.
Por primera vez en todo este tiempo la sensación de soledad se me ha caído encima y el golpe ha terminado obligándome a buscar ayuda médica. No tengo ganas de levantarme de la cama, me cuesta dormir porque en mi cabeza bullen mil historias y un millón de malos recuerdos, lloro a todas horas sin consuelo y me siento la persona más patética del mundo. Sin duda todas las penas, los conflictos internos, las batallas perdidas en los últimos años, me han hecho enfermar y ahora ya ni se porqué sufro. La verdad es que tampoco me importa en este momento, nada tiene sentido en mi vida, me siento inútil para la sociedad, al no ser capaz de encontrar un trabajo permanente, y para mí misma, incapaz como soy de ser completa, de encontrar una persona que me haga cambiar de rumbo la vida y dé vuelta a mis ideas prefabricadas, alguien que sea mi apoyo y confidente, que ocupe en definitiva el hueco que creí pertenecería por siempre a mi hermana. Hace un año que no la vemos y este verano tampoco vendrán, será difícil estar en el pueblo sin ella. No faltarán los recuerdos en cada esquina de la casa familiar, en el río, en los paseos de la tarde. ¿Por qué no puedo dejar atras el pasado? No encuentro la manera de sacar a delante mi vida como lo hacen los demás, viéndoles desde mi isla todo parece tan sencillo....¿Por qué todo se me complica? ¿Qué demonios pasa conmigo?

En toda mi vida nadie ha despertado en mi la necesidad de formalizar una relación, no encuentro a nadie que me atraiga completamente, es inútil seguir sometiéndome a experimentos sexuales que siempre me dejan un inmenso vacío y sensaciones muy desagradables y confusas. ¿Qué me pasa? ¿por qué no pueden ocurrirme a mi las cosas que les pasan a los demás? Mis amigas se han emparejado o incluso casado recientemente, mis amigos tienen novias y trabajos fijos que hacen cada vez más difícil que podamos vernos y quedar como antes, por su puesto es natural y me alegro por ellos, pero todo se va al traste para mi y parece que mi evolución se ha detenido súbitamente cuando apenas empezaba. Las aguas del río de la vida trasportan y mecen dulcemente en su caminar sin tregua a la gente que me rodea sin que ellos, en su avance, sean conscientes tan siquiera, tan solo se dejan llevar, mientras yo, sin barca ni salvavidas me voy poco a poco al fondo, las aguas bravas no dejan que saque la cabeza para respirar y cuando lo hago, me golpean contra las rocas que emergen inesperadas a mi paso sinque nadie lo vea, sin una mano amiga que me saque del agua. No puedo retener las lágrimas que crecen hasta convertirse en llanto día y noche, necesito medicación.

Llevo un par de meses con tratamiento psiquiátrico para la depresión. Aunque la doctora solo me cita una vez al mes para hacerme una nueva receta y ver cómo sigo, yo quiero aprovechar las visitas para plantearle mis dudas. Siento un enorme vacío existencial y esta mujer parece no tomarme en serio. Le digo que la relación que desde pequeñas tuvimos mi hermana y yo tal vez tenga algo que ver con la angustia que ahora me produce tenerla tan lejos, que mis amistades se van alejando también porque cada uno ha encontrado su camino y sus intereses son otros actualmente, que las amigas solteras que me quedan están buscando pareja desesperadas y me aburren con su monotemática conversación, sus inquietudes nada tienen que ver con las mías y hasta empiezo a tener dudas sobre mi sexualidad, ya no se si me gustan las mujeres o los hombres, quién sabe, tal vez todo esto enmascare una homosexualidad reprimida...... La doctora se limita a recetarme paseos, aunque sean en solitario dice, me harán bien, y alguna actividad donde poder entablar nuevas relaciones. Para la ansiedad me recomienda Tai Chi o yoga y, sobre mis dudas sexuales afirma no ser ella la que deba resolver esa cuestión porque yo mejor que nadie debería saberlo, en esto estamos de acuerdo aunque yo siento que deberíamos haber profundizado más en el tema. En el fondo, tras mi ser independiente creo firmemente que la vida está hecha para caminar por ella de dos en dos, todo es más llevadero si es compartido. Me dice que tengo una muy buena capacidad de auto análisis y que no puede hacer nada más por mí, que siga con las pastillas para la ansiedad y las píldoras para dormir y que, a partir de ahora, acuda a mi médico de cabecera si vuelvo a sentirme mal.
El camino ha sido largo y oscuro, he vivido un duelo que, estoy segura, pronto superaré.
Al final romper el cordón umbilical que me ataba a mi hermana me ha servido para encontrarme conmigo misma. Es el principio de un descubrimiento novedosos. Esa enfermiza relación de dependencia que tenía con ella me nublaba el pensamiento, me puso una venda en los ojos de la que tan solo ahora he podido liberarme, aunque no gracias a la ayuda de la sagaz especialista que, eso sí, supo recetarme las pastillas adecuadas para calmar mi mente inquieta y ayudarme a centrar de nuevo mis pensamientos.
Aunque suene extraño, había aceptado que Eva, mi hermana, ahora puedo revelar su nombre sin sentir dolor y rabia hacia ella, sería mi compañera el resto de nuestras vidas. No hubiera sido nada inusual en nuestra familia ya que los dos hermanos solteros de nuestro padre comparten piso y vida desde siempre, también los padrinos de bautizo de Eva, Amelia y José, siguen solteros y viviendo en el antiguo piso familiar, dos hermanas hijas de unos amigos de nuestros padres... Conozco más casos en nuestro entorno y se que nadie nos lo hubiera reprochado. Pero, nosotras hemos resultado ser más diferentes de lo que yo quise jamás.

Siempre le he hecho caso al saber popular que dice que no hay mal que por bien no venga, y espero que todo el mal que he padecido hasta ahora y que me envenenaba, tenga su finalidad. Todo lo sufrido, todo lo llorado, ha abierto los ojos de mi mente haciéndome más consciente de mi misma y de quién soy, creo que empiezo a mudar la vieja piel del pasado para vestir con otra nueva y más resistente. He de aprender a depender tan solo de mí ya que es muy posible que mi destino sea caminar sola, debo creer más en mí. He de empezar a conocerme y a aceptarme. Aún queda mucho camino por andar pero esta vez sobre firme, fuera del agua.

4 comentarios:

Aliena23 dijo...

No encuentro las palabras para expresar lo que este capitulo desperto en mi. Solo que en un momento senti que se me vendria una lagrima. El capitulo más emocional de todos.

Anónimo dijo...

El relato de la vida de una persona, siempre es interesante en si misma, simplemente porque lo que se está contando es la vida de un ser humano (habrá algo más importante que eso, puede que el amor que profesamos a otras personas o animales).
Cary, escribes maravillosamente bien, directo, claro y a la vez totalmente enternecedor.
Tienes una fuerza asombrosa de poder contar tu vida de esta manera y ello se transmite a través de tus letras.
GRACIAS

Lucía dijo...

Gracias a vosotros, de veras!!!Yo siento la necesidad de compartir todo esto con vosotros. Son sentimientos y vivencias que en su día no pude sacarme de adentro por temor, o por certeza, a que nadie lo entendería. Cuantas veces me han tachado de rara, de especial en el sentido negativo de la palabra cuando he tratado de contar algo de esto....incluso con mi familia.
Gracias sinceras a vosotros, me haceis mucho bien.

Solete dijo...

A mí me llevan tachando de rara cas desde que nací, entiendo perfectamente muchas de tus vivencias, de adolescente lloraba mucho por las noches, no entendía qué me pasaba, por qué era tan diferente, por qué no podía sentir igual que los demás, etc. el no encontrar respuesta me consumía por dentro. Afortunadamente con los años empiezas a ver la vida de otra manera, hoy sé perfectamente que sigo siendo rara, que soy diferente y que siempre lo seré, pero hace años que no he vuelto a derramar ni una sola lágrima por eso. Gracias por contarnos tus vivencias y sentimientos ;)