martes, 30 de noviembre de 2010

Averigua qué edad tiene tu cerebro!!




Este juego japonés te va a mostrar si tu cerebro es más joven o más viejo que el resto de tu cuerpo!
Cómo jugar:
1. Pincha sobre la foto superior;
2. 'start';
3. Aguarda que comience después del 3, 2, 1;
4. Memoriza la posición de los números y cliquea en los círculos, siempre partiendo del número menor al número mayor;
Nota: Comienza con el CERO si está presente.
5. Al final del juego, la computadora te va a decir la edad de tu cerebro!!!
Buena Suerte!




viernes, 26 de noviembre de 2010

¿Quién lo entiende?......


Si digo si…………......soy una ramera.
Si digo no……………soy una frígida.
Si digo no sé…………soy una histérica.
Si no digo nada………me hago la tonta para pasarlo bien.
Si me enamoro………una pobre crédula.
Si no me enamoro……una fría de mierda.
Si salgo con uno………soy una triste.
Si salgo con varios……una suelta.
Si miro hombres………una fresca.
Si no miro………………debo ser lesbiana.
Si hablo mucho…………no me siguen.
Si no hablo………….....es porque no tengo idea.
Si no salgo……………..soy una aburrida.
Si salgo mucho………..una fiestera.
Si digo la verdad………no me creen.
Si miento………………soy igual que todas.
Si hablo de sexo……….soy insaciable.
Si no hablo………........es porque nunca me lo han hecho bien.
Si soy inteligente……..se asustan.
Si soy tonta……………no sirvo.
Si no llamo……………me reclaman.
Si llamo………………no me atienden.
Si estoy seria…………..soy una amargada.
Si sonrío………………es porque estoy entregada.
Si quiero ser su amiga……..la amistad entre sexos no existe.
Si quiero ser algo más….es porque no entendí nada.
Si no puteo……………..me hago la fina.
Si puteo………………....soy poco femenina.
Si soy tranquila………….me faltaron más polvos.
Si me quiero casar……….me quede en el tiempo.
Si no me quiero casar……me hago la liberal.
Si soy dependiente………no tengo personalidad.
Si soy independiente…….me quiero llevar el mundo por delante.
Si me encaro a alguien….soy una come hombres.
Si no hago nada…………..soy una momia.
Si estoy con un viejo……..le quiero sacar dinero.
Si me visto bien……………es porque me gusta calentar a todos.
Si ando sencilla…………seguro que arreglada estaría más buena.
Si soy linda………….......seguro debo ser hueca.
Si soy fea………………...no me tienen en cuenta.

Y ¿sabes qué?.........

La gente siempre tendrá algo que decir pues medio mundo habla del otro medio.
¿¿¿Qué nos importa???

Se libre....se tú !!!!

La hora de los asexuales

Ni homo, ni hetero, ni metrosexuales. La última etiqueta en materia de libido y deseo se refiere a hombres y mujeres que, simple y llanamente, no tienen interés alguno por el sexo. Según estimaciones, un 3% de la población mundial del que, sorprendentemente, apenas habíamos oído hablar. Pero los asexuales están comenzando a organizarse y hacerse un sitio en la sociedad: reivindican no ser tratados como enfermos en un mundo donde impera el fervor sexual. Ahora les toca a ellos salir del armario.

Por Lissi Sánchez
Se ha demostrado que conforman cerca de un 3% de la población mundial –que en España sería tanto como decir cerca de 1.300.000 personas–, pero casi no hemos oído hablar de ellos: se trata de una creciente comunidad de hombres y mujeres que, sencillamente, no se sienten atraídos sexualmente hacia otras personas. Son los llamados asexuales, empeñados en sentirse normales pese a quienes les tachan de raritos y de enfermos mentales. En muchos casos, prácticamente carecen de impulsos sexuales. Otras veces la sexualidad existe pero no se despierta con el contacto humano. En todo caso, sus páginas web afloran en Internet con un fin primordial: necesitan encontrar otras personas como ellos y, con suerte, poder formar una pareja donde las emociones y la comunicación no se canalicen necesariamente en la cama.
¿Pero es posible nacer asexual? Los doctores aseguran que Lucía, una filóloga de 33 años que nunca ha mantenido relaciones íntimas, no padece ninguna tara física que le impida sentir deseo. “La experiencia juega un papel fundamental en el desarrollo saludable de nuestra sexualidad. Un ambiente represivo o excesivamente promiscuo puede provocar una negación en este terreno”, asegura la psicóloga y educadora sexual María de Montes. La educación parece definitiva en la trayectoria de Lucía, que admite estar muy influenciada por la convivencia con su madre, “divorciada y con tendencia a la promiscuidad: al final, todas sus relaciones se convertían en una especie de psicodrama por culpa del sexo. Las relaciones ya son suficientemente complejas como para añadir un nuevo factor de discordia y creo que el placer se puede obtener de muchas otras maneras”.
Pese a que Lucía descarta el sexo de manera voluntaria, se considera muy alejada de los llamados célibes, que deciden abstenerse por principios morales o religiosos. En su caso, una de las causas que rigen su conducta es la ausencia total de apetito carnal: “Mi cuerpo nunca ha reaccionado como debería. He tenido varios novios, que han intentado estimularme hasta la saciedad, pero yo, como si nada. Desde luego que era muy frustrante para ellos, pero lo cierto es que, al final, siempre terminaba dejándoles yo. Creo que al no acostarme con ellos tampoco se despierta en mí esa pasión o romanticismo habitual en las parejas. De alguna manera no comparto ese tipo de intensidad emocional, ni tampoco la necesidad de estar todo el día pegada a alguien. La verdad, prefiero la variedad; me encanta pasar tiempo con mis amigos y con mi familia. Creo que la asexualidad, en mi caso, me ha convertido en una persona muy generosa: como no estoy enfrascada en mis meollos emocionales, tengo más tiempo para ayudar a los demás”.
A pesar de todo, reconoce haberse sentido incomprendida durante muchos años. “He sido el bicho raro de la pandilla desde siempre, pero, lo que es la vida, de tanto luchar para vencer mis miedos he terminado destacando por mi seguridad. Tengo muy claro que prefiero vivir sola, que no quiero tener hijos ni pareja, y ya no me importa gritarlo a los cuatro vientos”. Lucía desconocía la creciente creación de sitios web para gente como ella, en su mayor parte de origen estadounidense. “Los americanos siempre se preocupan de buscar apoyo para los grupos minoritarios y no me parece mal. Tal vez si en mi adolescencia hubiese oído hablar de casos parecidos al mío me habría sentido menos confusa. Ahora, creo que no deberían meternos a todos en un mismo saco; no se trata de crear escándalo ni de oponerse a los valores reinantes”.
Geri Rich Jones, cantante y fundadora de la Sociedad Asexual Americana, se sintió amparada y feliz al entrar en contacto con otros de su misma condición gracias a una de estas páginas. “Siempre me ha desconcertado la excesiva importancia que se le concede al contacto físico, así que al conocer a personas semejantes me sentí muy aliviada. Sin duda es muy importante que alcemos la voz y nos apoyemos entre nosotros: mi primer novio me abandonó por culpa del sexo y me hizo muchísimo daño. La única vez que lo intentamos sentí muchísimo asco y eso no ha variado en absoluto, así que dudo que se trate de algo temporal. No me atraen los hombres ni las mujeres. Simplemente, nací asexual, nunca me he acostado con nadie y no creo que vaya a cambiar a estas alturas. Me encantaría tener hijos pero supongo que tendré que adoptarlos o hacerme una inseminación artificial”, concluye. Tal vez el pasado y la educación de Geri, nacida en una familia con un padre homosexual, también sea crucial para entender su condición.Hay quien sostiene que el bombardeo sexual al que nos someten los medios de comunicación –publicidad, cine, televisión...– también puede ser causa de repugnancia y conductas de este tipo. Philip Hodson, miembro de la Asociación de Psicoterapia Británica, asegura que muchas personas terminan aparcando el deseo porque no se identifican con la imagen que se vende del sexo. “La televisión nos educa de manera muy reduccionista y existe una sobrevaloración de la parte genital o coital. Se trata de un punto de vista muy instintivo y animal, apenas se baraja la parte afectiva y emocional de las relaciones físicas. Es normal que algunas personas terminen por rechazar el sexo, de manera consciente o inconsciente”, explica De Montes. El temor excesivo a las enfermedades de transmisión sexual, y muy especialmente al SIDA, también puede dañar notoriamente la vida íntima de algunas personas e, incluso, conducir a la asexualidad.
Para la sexóloga Pilar Cristóbal, este nuevo boom no es más que una nueva manipulación de los valores en alza. “No se trata en absoluto de un fenómeno moderno. Ese 3% asexual siempre ha existido, ya sea por enfermedad, depresión o simple rechazo”. Tampoco considera que la omnipresencia del sexo en nuestras sociedades pueda llevar a la supresión del deseo: “Los romanos se rodeaban de símbolos fálicos, el Renacimiento estaba poblado de vírgenes desnudas, y no por ello la gente se tornaba asexual. Sin embargo, si eliminas el sexo de tu vida de forma voluntaria ese órgano acaba por atrofiarse. Ya lo dice el refrán: si abandonas a la lujuria un mes, ella te abandona tres. El sexo es una necesidad secundaria, podemos vivir sin él y nuestro cerebro lo sabe. Sin embargo, la negación del deseo termina por convertirse en un trastorno; no es normal sentir repugnancia por una función biológica”, afirma tajante.
Pese a todo, Cristóbal considera que es posible nacer así: “Hay gente que viene al mundo con una secreción hormonal menor, con una biología menos intensa. En la mayoría de los casos, es posible obtener una mejoría con un tratamiento”. También existen algunos tipos de anemia que eliminan el deseo: mucha gente convive con una enfermedad sin ser consciente de lo que le sucede a su cuerpo. También es frecuente que la depresión, el estrés o cualquier otro exceso de adrenalina (traducida en ira, alegría o tristeza extremas) produzca una pérdida del apetito carnal. “Normalmente se trata de trastornos temporales, pero también es muy posible vivir con un desequilibrio físico de por vida sin que ni siquiera seamos conscientes de ello. Sea como fuere, lo importante es sentirse a gusto con uno mismo. La asexualidad no es un problema mientras no se perciba como tal, lo importante es cómo lo percibe la persona y el resto no debería empeñarse en juzgar”, asegura la sexóloga.
Habitualmente, los problemas llegan en la relación con los demás. ¿Es posible la pareja sin sexo? “Todo es posible mientras se estén teniendo en cuenta los deseos de ambos; la negociación debe ser primordial. Por supuesto, es más sencillo cuando ninguna de las partes siente deseos o ambos comparten una inclinación porque, cuando el rechazo es sistemático, lo habitual es sentirse despreciado y pensar que no te quieren. Una comunicación abierta y sincera se vuelve fundamental”, afirma, por su parte, la educadora sexual María de Montes. El testimonio de la americana Terri Barret, casada en terceras nupcias y madre de una niña, encarna una esperanza para muchos de los asexuales que pueden hablar con ella a través de la Red. “He pasado años manteniendo relaciones íntimas por el mero hecho de complacer a mi pareja y eso me hacía infeliz. Recuerdo que durante el embarazo y el posparto me sentía aliviada porque tenía una excusa perfecta para no hacer el amor. Por fin he encontrado a alguien que está dispuesto a aceptarme como soy, que no me exige algo que no puedo darle y, aunque comprendo que puede resultar injusto para él, tenemos una vida afectiva muy rica basada en el amor y el respeto. Dormimos juntos y nos encanta abrazarnos. Estoy segura de que existen muchas parejas como nosotros que se avergüenzan de admitirlo”, apunta. Con independencia de cuál sea la tendencia, los sexólogos desaconsejan el sacrificio por cualquiera de las partes: “La masturbación puede ayudar mucho, a solas o en pareja: no es bueno aguantarse las ganas pero tampoco hay que forzar al compañero”, aconseja Cristóbal.
La creciente expectativa y presión cultural por estar a la altura puede considerarse como otra de las causas que influyen notoriamente en la naturalidad de las relaciones físicas y el apetito sexual. “Ya no se trata de lo permitido versus lo prohibido, sino de lo normal contra lo anormal”, reflexiona el francés Jean Claude Guillebaud en su ensayo Tiranía del placer. Un 42% de los españoles admite mantener relaciones de dos a cuatro veces por semana, el 4% mantiene como mínimo un contacto al día y casi un 8%, de cinco a seis veces por semana: el sexo ha perdido su carácter privado para convertirse en una competición donde las comparaciones se vuelven inevitables. “La intimidad física se asemeja a un examen de deseos cuantificado por estadísticas cuando debería ser un derecho humano a un placer mínimo, vital y móvil. No se trata de exigir el orgasmo olímpico”, concluye Guillebaud.
Tal vez esta exigencia extrema también sea responsable de una nueva hornada de hombres dispuestos a pasar del asunto. Pese a sentir los impulsos considerados como normales, existe una creciente generación de hombres solteros que, a la hora de la verdad, prefiere no complicarse la vida. “Hasta hace poco creíamos que el hombre siempre estaba dispuesto y que la excusa del dolor de cabeza era algo exclusivo de las mujeres, pero la situación ha cambiado. La liberalización de los roles sexuales permite a la mujer mostrarse más promiscua, pero también implica que el hombre es libre de rechazar el sexo. Por fin admiten que no les apetece siempre ni con cualquiera, lo cual debe verse como algo muy positivo”, explica De Montes. Pilar Cristóbal también aporta algo en este terreno. Considera que el orgasmo femenino se ha vuelto tan protagonista que “a los hombres se les pasa el arroz de tanto aguantar: así es que es mucho más gratificante jugar un partido de tenis. A las mujeres les cuesta mucho pedir lo que de verdad quieren, pero, sin embargo, no sienten pudor a la hora de quejarse”. No en vano, un estudio de la marca de preservativos Durex ha concluido que la mayoría de los hombres españoles, concretamente un 90%, se concentra más en la satisfacción de su pareja que en la suya propia. Algo que es una evidente muestra de buena voluntad, pero que no resulta precisamente muy placentero.
Además, a pesar de que ambos sexos buscan el compromiso por igual, a menudo los hombres se sienten presionados ante el cambio de roles de género, lo que irremediablemente afecta en su conducta sexual: “Se les exige atención, cariño y masculinidad por un lado, pero, por el otro, la mujer quiere ser libre y manejarse a su antojo. Son muchas contradicciones y la consecuencia es que un amigo resulta más cómodo que una novia”, añade la sexóloga. Emilio Ruiz, un empresario de 33 años que acaba de alquilar una casa para mudarse con sus dos mejores colegas encaja de lleno en este nuevo perfil. Afirma que prefiere quedarse en casa tomando una cerveza antes que salir de caza por la noche. “Por un lado, las mujeres son unas bordes y piden demasiadas explicaciones. Por el otro, estamos tan rodeados de imágenes de tías buenas que, al final, las que ves por la calle no te gustan. Además, el fácil acceso a la pornografía te facilita el quedarte satisfecho: basta con encender el ordenador”, admite. “Por supuesto que quiero enamorarme pero el sexo, tal y como se plantea ahora, me da mucha pereza”.
Pese a que la encuesta Durex demuestra que la población comprendida entre los 25 y los 34 años es, con diferencia, la más activa sexualmente, también se ha comprobado que los solteros apenas cumplen con una dosis a la semana. Paradójicamente, las relaciones estables tampoco son garantía de asiduidad: la rutina puede llegar a adormecer la libido de manera asombrosa. “Sin duda existe un conflicto entre las necesidades afectivas, que nos llevan a vivir en pareja, y las sexuales: no hay nada tan excitante como seducir a alguien por primera vez”, confiesa Clementina Rubio, diseñadora gráfica de 29 años. “Al principio, mi chico y yo lo hacíamos varias veces al día; pasado un año, los encuentros se volvieron semanales y, últimamente, lo hacemos una vez al mes. Prefiero pensar que es algo normal y no un problema o una señal de que lo nuestro no funciona”.
El estrés se considera otro de los factores externos que más entorpecen la vida sexual en pareja. “No tengo tiempo ni ganas de pensar en el sexo, la verdad. Llego a casa agotada todos los días y lo último que me apetece es que me pongan la mano encima. Me aburre tener que satisfacerle por la noche, cuando estoy pensando en otra cosa o demasiado cansada para excitarme. Aunque, todo hay que decirlo, cuando estoy de buen humor y relajada, me encanta”, explica la vendedora Genoveva Muñiz, casada desde hace cinco años.
“La abstención, la falta de libido, nace de la saturación, y es muy normal atravesar etapas en que tu pareja no te apetece. El deseo sexual no es una constante, hay que dejarse fluir y no darle tantísima importancia. Todos somos asexuales por momentos y todas las conductas deberían aceptarse como naturales: nos hemos empeñado en compararnos con lo que se supone que es sano o normal, y es en ese momento cuando surgen los problemas o el bloqueo”, concluye María de Montes.

viernes, 19 de noviembre de 2010

¿Sexo? No, gracias.



Hoy en día resulta más fácil acreditar la existencia de los embarazos sin penetración (omito la comparación con la concepción de Jesucristo) que en la de personas sin deseo ni orientación sexual; por ello, me es preciso aseverar que entre el 3 y el 5% de la población mundial es asexual, aunque resulte increíble.

Son muchos más los que desconocen de esta condición, otros se niegan a aceptarlo y algunos lo consideran antinatural y casi enfermo. “Vivir sin sexo es como vivir sin aire”, han dicho, y no los culpo por juzgar de tal forma a los asexuales (tan libres de elegir ―o no elegir― como los heteros, homos y bis). En un mundo donde es más común perder la virginidad que terminar la prepa en tres años o acceder a páginas pornográficas que a sitios de artículos académicos serios, para muchos es casi incomprensible que alguien desprecie los placeres del sexo.
Sin embargo, la asexualidad no es un problema físico ni psicológico, tampoco es una decisión como el celibato, mucho menos una disfunción sexual, es, simplemente, una disposición que no se orienta para ningún lado. Las personas asexuales no se sienten atraídas físicamente hacia otro, si bien disfrutan de la soledad suelen ser bastante sociables, forman círculos de amistad e incluso pueden llegar a enamorarse. Es decir, son personas normales que pueden llevar una vida común, con la única diferencia que el sexo no es una condición que les preocupe o atraiga.

¿Vivir sin sexo?
No todo aquél que jamás ha conocido el sexo se considera asexual, ni todo asexual jamás ha tenido sexo. En realidad (y aunque en el siglo XXI la virginidad se considere un mito), existen en este mundo miles de personas que llegan a la madurez sin saber en carne propia lo que es un coito; casi paradójicamente, existen asexuales que han probado el sexo, por experimentar o por presiones sociales, y que, después de corroborar que eso no es lo suyo, lo han dejado.
Incluso hay parejas combinadas de sexuales con asexuales, en las que la convivencia en la cama, como debe de imaginarse, es muy difícil. En esos casos, suelen optar o por tener sexo para complacer a su pareja o por darle la libertad para que sacie su necesidad salvaje en lares ajenos. Lo que seguramente provocará inminentemente un distanciamiento e inestabilidad en la relación; por más amor y libertad que se tenga, una unión así pocas veces funciona.
Generalmente, la opción es buscar un compañero con la misma no-orientación sexual; aunque es un tema poco tratado en la actualidad, ya existen sites donde se pueden concertar citas, que cuentan con foros y blogs informativos, otros comercian con camisas con frases relativas a la asexualidad para que todos les quede bien claro que el sexo no es para ellos.

Discriminación asexual
No se puede decir que la asexualidad es una problemática social, sin embargo, en nuestro siglo, aún hay personas que se dedican a señalar a los asexuales como insanos mentales, reprimidos u homosexuales que se escudan en la no-orientación para negar su preferencia; lo que produce, casi anacrónicamente, que todavía existan los asexuales de clóset.
Es impresionante la ignorancia que exhiben estos intolerantes quienes no sólo desconocen la libertad de elección sino la enorme variedad de gustos o disgustos sexuales, pues entre la población asexual se encuentran desde los que desprecian un beso hasta los que han logrado formar una familia.
Y como para gustos hay colores y para libidos diversidad sexual, es hora de abrir fronteras culturales y romper barreras mentales, aceptar la asexualidad como una opción y suprimir, de una vez por todas, los prejuicios que tachan a la sociedad mexicana no sólo de tradicionalista, sino de retrógrada.

Publicado por Revista cultural Entierra De Todos.
http://revistaentierradetodos.blogspot.com/

Receta rápida: Pulpo a lo pobre.




sábado, 13 de noviembre de 2010

Sin nada de ganas para hacer el amor


viernes, 12 de noviembre de 2010

Adela Dávila Estelritz / Primera Hora


Se estima que en el mundo existen unas 6,880,500,000 personas. Partiendo de esta cifra, probablemente muchos darán por sentado que, para habernos reproducido de tal modo, prácticamente todos nos debemos estar reproduciendo. Por eso, para algunos resultará realmente asombroso el hecho de que, entre esas miles de millones de personas, haya un numeroso núcleo de individuos -nadie sabe a ciencia cierta cuántos son- que nunca tienen sexo porque no les gusta y no sienten ganas.
Que conste, que no estamos hablando de personas célibes, aquellas que, por creencia religiosa o filosófica, se mantienen solteras y se abstienen de tener sexo, aunque tengan la capacidad para tener relaciones sexuales. El tema que nos compete hoy es el de los asexuados o asexuales. Entiéndase, los individuos -que pueden ser heterosexuales, homosexuales o lesbianas- que, aunque se sienten atraídos emocional o intelectualmente hacia otros, no sienten la urgencia física ni mental de que esa atracción culmine en un encuentro sexual.

Un sexólogo opina

En nuestro interés por aprender más sobre el tema, consultamos con el Dr. Juan Carlos Malavé Rexach, experto en sexualidad humana.
Al abordarlo sobre los que favorecen esta preferencia, el galeno los define como personas “que han tomado la decisión de canalizar su energía sexual, su libido por métodos no convencionales (como los que escoge) la mayoría de las personas (y) que es a través de la sexualidad. Estas personas canalizan su energía hacia otros medios como pueden ser las artes, la ciencia, la filosofía...”.
El doctor los describe así porque, según sostiene, “ningún ser humano está libre de tener libido. Lo que pasa es que ellos (los asexuados) canalizan la liberación de esa energía no estableciendo relaciones amorosas coitales; lo que hacen es que lo canalizan en otras áreas”.
De otra parte, Malavé Rexach afirma que “nadie me puede decir que es asexual porque fue abusado sexualmente, porque (entonces) estaríamos hablando de traumatología”. O sea, que antes de certificar a alguien (como asexuado), “hay que ver el historial de la persona, si hubo trauma... Porque... si llegas a coger terapia sexual y psicológica y (la) motivación (para tener sexo), el deseo para tener sexo vuelve a renacer, (entonces) es que el trauma psíquico fue superado”.

¿Cómo saber si uno es asexual?

Sobre esto, Malavé Rexach fue categórico: debe tratarse de heterosexuales, homosexuales y/o lesbianas que desde temprana edad no han sentido deseos sexuales. “No (puede ser) de un tiempo para acá, no que tengan un cambio de un tiempo para acá”, sino de toda la vida.
“Estos individuos son el vivo ejemplo”, según el médico, “de quienes tratan de vivir en pareja o se casan sin de verdad desear consumar esas uniones, pero juntándose en un intento por seguir las normas de la sociedad, de lo que la sociedad espera de ellos. Son los que, más adelante en sus vidas, se dan cuenta de que no pueden seguir fingiendo y se lamentan, diciendo: Yo traté, pero, realmente, nunca tuve la motivación. ‘Lo que pasa es que me dejé llevar por la norma, por la costumbre’... Están en la misma línea del homosexual o la lesbiana que se casó y ya dice ‘Se acabó, éste no soy yo’”.


¿Por qué se sabe tan poco?

Fuera de los portales y foros cibernéticos que hay sobre asexualidad, como el de www.asexuality.org, en su experiencia, el Dr. Juan Carlos Malavé Rexach no conoce de estadísticas médicas sobre el tema. “Estudios en el área de genética, por ejemplo, yo no he visto sobre asexualidad; si es herencia o cuánto porciento pueda ser cromosomático... Si los hay, yo no los he visto. Es que es un tema que se discute mucho por las personas asexuales, pero entiendo que no es un tema que se haya estudiado porque nosotros (los sexólogos) estamos dirigidos a la comunicación sexual”.
De todos modos, antes, si en su práctica el médico se topara con una persona asexual, antes de hacer un diagnóstico, lo primero que haría sería “descartar traumas y condiciones fisiológicas”.


viernes, 12 de noviembre de 2010

Fashion victims

Las mujeres somos víctimas de un complot urdido por mentes perversas que se reúnen en un lugar secreto y deciden lo que ellos llaman 'tendencias de moda'.
¿Quiénes son?. ¿Cómo lo hacen?.
Yo me imagino que llega Paco Rabanne y dice: - 'Veo que este año se va a llevar el azul petróleo'.
Y saltan a dúo Victorio y Lucchino: - 'Eso, eso. Y los jerséis sin mangas, pero de cuello alto, ¡y que se jodan!'. ¡Y date por jodida! Porque la moda no es una industria. ¡Es una secta dirigida por hombres de esos que nos odian!
¿qué podemos esperar?... Si nos hacen ir con estos pantalones que se abrochan en la rabadilla y nos hacen creer que vamos bien (Creo que lo hacen para que luzcamos esos ridículos tangas que tanto molestan). O con esos otros pantalones de pata larga que van limpiando las aceras. ¿Ustedes saben lo que son las fashion victims? Son las mujeres que han caído en sus redes y ya no pueden escapar. Esas que cuando se acercan a un escaparate, oyen voces en su cabeza: 'El poder de la moda te obliga', 'el poder de Dior te gobierna'. Realmente, yo me dí cuenta del poder que tiene esta secta cuando intenté comprarme un vestido rojo. Parece fácil, ¿verdad? Un vestido rojo. Pues no. ¡Porque las tiendas están en el ajo! Son las representantes de Dior en la tierra. Y, claro, llego yo, y le digo a la dependienta: - Buscaba un vestido rojo.
Y me suelta: - ¿Rojo? Este año no viene nada en rojo. Este año viene el azul petróleo.
-¿Y eso rojo de ahí? - Eso es la funda del extintor, pero si quieres te la saco.
¡Así es como empiezan las sectas: anulando tu voluntad! Porque, de repente, me veo diciendo:
-Vale, sácame uno azul petróleo de la 38.
Y, en ese momento, la dependienta me mira como se mira un Fiat Panda desde un todoterreno:
-¿La 38? Tú estarás entre la 40 y la 42.
Claro, yo la miré a ella como diciendo: 'Y tu estarás entre gilipollas y tonta del culo' Pero le dije:
-Perdona, yo soy una 38.
-No, si ya. Pero es que este año viene la 38 ceñida, ¿sabes?
Y es que ese es el segundo paso de la estrategia de la secta. Disminuir tu autoestima para poder dominarte mejor.
Ahí, yo dije: - Con esto no me pillan. ¡Yo me pruebo la 38 aunque me la tenga que meter a rosca! Y, claro, te miras al espejo y ves lo que ves. Una morcilla. Una morcilla azul petróleo. Y digo yo: si en todo el mundo un metro es un metro y un kilo es un kilo, ¿por que la talla 38 no es siempre la talla 38? Tú vas al Carrefour y la talla 38 se la puede poner King África y, sin embargo, te vas a Versace y la 38 no se la pone ni Melody. Total, que hice lo que hacemos todas: llevármelo. Si, porque pensé lo que pensamos todas: 'Así me obligo a adelgazar'. 'Me obligo a adelgazar.' ¿Seremos idiotas? A las dos semanas te estás obligando a regalárselo a tu sobrina. ¡Es como comprarte unos zapatos del 34 para obligarte a que te encoja el pie! Pero es que ese es otro de los síntomas de que estás entrando en la secta: someterte voluntariamente al sufrimiento físico. Aunque, a veces, cuando todavía no estás abducida del todo, consigues tener un momento de lucidez y decir: 'No, no me lo llevo'. Y, entonces, esa enviada del mal que es la dependienta te dice la frase definitiva: - Llévatelo, no seas boba, ¡que lo puedes devolver! ¡Y lo compramos! Como lo puedes devolver... Eso es como comerte un trozo de moqueta: ¡como lo puedes devolver! Así que volví a casa con mi vestido azul petróleo de la 38. Me lo pongo y le pregunto a mi marido: - ¿Como me queda? - Pequeño. - ¿Si? ¿Me marca mucho? - Te va a hacer llagas. Ahí me dije: 'Tere, modérate. Esta es otra prueba. La secta de la moda quiere que rompas lazos con tu entorno'. '¡No, no van a poder conmigo!'. Me lancé a la calle y no paré hasta que encontré el único vestido rojo que quedaba en toda la ciudad. Cuando lo vi, dije: '¡Me lo compro! ¡Que le den a Paco Rabanne !. Y que Victorio le dé a Lucchino .... ' ¡Ja! Y salí de la tienda triunfante, con mi vestido rojo. Pero la alegría me duró dos escaparates. Es algo que nos pasa a todas las mujeres. De repente, se te viene el mundo encima: 'Coño, ¿y qué hago yo con un vestido rojo, si este año lo que se lleva es el azul petróleo?' Oye, que no pude pegar ojo en toda la noche. Tuve unas pesadillas... Estaba yo en una misa negra, atada de pies y manos, y los grandes gurús de la moda, rodeándome como en Poltergeist: 'Tereee. Veeen hacia el glamouuuuur.' Total, que me desperté, empapada en sudor y dije: '¡Vale, esta bien! ¡Me rindo!' Me unté entera con vaselina para que me entrara el traje, y me presenté en la boda de mi amiga Monica vestida de azul petróleo. Cuando llegué a la iglesia me encontré con que íbamos todas iguales...Allí había más azul petróleo que en una playa del golfo Pérsico. Ahí te das cuenta de que te han captado, has entrado en la secta, y a partir de ese momento honrarás a Victorio y a Lucchino, no nombrarás a Chanel en vano y amarás a Dior sobre todas las cosas.

PD.¿Alguién me puede explicar qué coño es el color 'azul petróleo'?? Tardé siglos en comprender que las cosas pueden ser de color buganvilla, no me jodais ahora con el petróleo, por favor!! El petróleo es negro como los cojones de un grillo!! (y perdón por la expresión..)

jueves, 4 de noviembre de 2010

Las investigaciones

Raúl Gerardo Paredes, director del INb, reconoce que hasta hoy no existe una investigación del proceso neurobilógico que experimentan las personas asexuales. No obstante revela que el fenómeno de “no copuladores” se tiene registrado científicamente entre animales, que casualmente presenta el mismo porcentaje de asexuales que en los humanos.
El investigador ha demostrado que a las ratas les produce placer tener sexo. Ese estado placentero es medido por los opiodes, que son compuestos que se liberan para controlar el dolor e inducir estados placenteros; su derivado sintético es la morfina.
También ha realizado experimentos en los que con una sustancia se bloquean los receptores a opiodes, y lo que antes les originaba goce deja de suceder, por lo que se infiere que esos compuestos endógenos son los encargados de producir deleite carnal.
Explica que en el cuerpo existen receptores a estos elementos y se liberan en el área conocida como preóptica medial del hipotálamo, relacionada con la conducta sexual, y aumentan o disminuyen el deleite. Su ausencia en esa zona podría ser una explicación.
En caballos, conejos, ratones y otras especies se han identificado y estudiado a los “no copuladores”; se les ha medido el nivel de hormonas y son iguales a los “copuladores”. Se colocan con diferentes hembras, incluso con otros machos y con ninguno llegan al coito.
En esas especies se ha constatado que no están feminizados, simplemente les da lo mismo copular o no; sólo se ha descrito una alteración en el hipotálamo y una disminución de la aromatasa, una enzima encargada de convertir la testosterona en estadiol, hormona vinculada a las funciones sexuales.
Paredes subraya que las personas que no encuentran goce en el sexo no significa que sean indiferentes a cualquier otro estímulo potencialmente hedónico o placentero, como disfrutar un pastel.

Tendencia creciente
La falta de información genera que los asexuales sean motivo de estudio del Instituto Mexicano de Sexología (Imesex) que, vía internet, se ha dado a la tarea de contactar a esta comunidad a nivel mundial para entrevistarlos y conocer un poco más de ellos.
“La población de asexuales en México y en otras partes del mundo empezará a crecer, es una tendencia obvia porque las personas con mayor información empiezan a identificarse como tales a una edad más temprana”, afirma Paulina Millán, del mencionado instituto.
Harman Wan Hagga, de 23 años, y otro mexicano de ascendencia extranjera registrado en AVEN, reconoce que también le gustaría establecer una relación afectiva con una mujer, pero sin que haya de por medio un intercambio sexual. Y al contrario de Jorge Isaac, Harman no piensa en un futuro familiar.
Ambos han mantenido en secreto que son asexuales. Siempre están atentos a la respuesta, originada del desconocimiento, que pudieran tener de sus familiares y amigos.
No obstante, son felices y se desenvuelven en cualquier ámbito como personas completas, “no les falta nada“, aseguran.
Sin embargo, Paulina Millán identifica que puede haber cierto estrés en los asexuales al momento de no hacer pública su preferencia o ser rechazados por sus familiares y amigos. O incluso desde el momento en que identifican su nulo o disminuido libido.
Se considera que, al igual que los homosexuales en su tiempo, los asexuales salen del armario en todos los países.
La sociedad estadounidense es la más avanzada en este tema y ha logrado que esta orientación sea reconocida como un tipo de diversidad sexual.
Además, con sede en Estados Unidos, AVEN ha creado la primera red social de asexuales, llamada Acebook, para compartir intereses y, ¿por qué no?, para tener un romance con un igual. Mientras tanto, en México la asexualidad sigue en el armario. Hay casos aislados como el de Jorge Isaac que, sin embargo, cree que es único en su tipo.
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