domingo, 5 de abril de 2015

La asexualidad en el cine y la literatura

Aunque el principal problema del desconocimiento de la asexualidad es su falta de visibilidad, sí ha estado presente, aunque de forma tímida e intermitente, en el cine y la literatura.
Uno de los libros más exitosos sobre asexualidad es la novela L´Envie, de la periodista francesa Sophie Fontanel, que en 2013 había vendido más de 150.000 ejemplares. Diario de un asexual, de Lucía Lietsi, y Asexualidad, ¿se puede vivir sin sexo, de Javier León Gómez, también han tenido un importante tirón.
Clara, uno de los personajes de la novela de Isabel Allende La casa de los espíritus, parece ser asexual, ya que carece de cualquier tipo de interés por el sexo y afirma que el coito sólo le provoca dolor de huesos. También Remedios, personaje de la novela Cien años de soledad, del premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, responde al perfil de asexual. Viene la noche, de Óscar Esquivia, está centrada en una pareja casada que renuncia al sexo. Y en Muerte entre poetas, de Ángela Vallvey, uno de los personajes declara abiertamente su asexualidad.

En el cine también se ha retratado esta tendencia. Uno de los ejemplos más recientes es el filme Nymphomaniac (2013), de Lars von Trier, centrado en una mujer hipersexual: el personaje que la rescata, Seligman, es asexual.
http://www.laopinioncoruna.es/sociedad/2015/03/29/asexualidad-cine-literatura/941631.html

La orientación invisible

Varios estudios apuntan que el 1% de la población es asexual - Los miembros de ese colectivo no experimentan atracción sexual por nadie y reivindican el derecho a vivir sin sexo sin ser estigmatizados

La idea de una persona indiferente ante el sexo es difícil de concebir. Sin embargo, la asexualidad ha existido siempre. La historia está llena de ejemplos. El arte, el cine y la literatura también. De hecho, varios estudios científicos apuntan que al menos un 1% de la población carecería de impulsos eróticos, lo que en España se traduciría en unas 420.000 personas y, en Galicia, en más de 20.000. "La asexualidad es una opción sexual, igual que la heterosexualidad o la homosexualidad", afirman los miembros de este colectivo, cada vez más organizado -tienen hasta su propia bandera y cuentan con una plataforma 'online', AVEN, donde darse a conocer al mundo-, y reconocen que su principal problema es el desconocimiento por la falta de visibilidad.
El filósofo alemán Friedrich Nietzsche lo definió como "una trampa de la naturaleza para no extinguirse"; la actriz Bette Davis dijo que era "la broma más grande que Dios ha hecho a los seres humanos"; y para el director de cine Woody Allen es "lo más divertido que el hombre puede hacer sin reír". Aunque el sexo constituye, para el común de los mortales, la modalidad de entretenimiento más antigua que se conoce, también hay personas a las que los juegos de cama no les interesan lo más mínimo.
La asexualidad existe y ha existido siempre. La historia está llena de ejemplos. También el arte, el cine y la literatura. El mismísimo Gabriel García Márquez retrató en "Cien años de soledad" a Remedios, un personaje incapaz de sentir atracción por nadie. Hasta se dice que dentro del mundo animal hay seres asexuales. Los especialistas estiman que alrededor del 1% de la población mundial es asexual, lo que en España se traduciría en unos 420.000 ciudadanos que pasan completamente del sexo y, en Galicia, en unos 20.000.
De un tiempo a esta parte, han empezado a organizarse, tienen su propia bandera -negra, gris, blanca y morada- y desde hace ya algunos años cuentan con una plataforma online, AVEN (Asexuality Visibility and Education Network), donde darse a conocer al mundo para dejar de ser tachados de raros y, lo más difícil, hacer ver que "el problema de la asexualidad es convencer a la gente de que no hay ningún problema".
En la propia página web de AVEN se define a un asexual como "una persona que no experimenta ningún tipo de atracción sexual". El portal de internet insiste, además, en que no es una patología, en que los asexuales "son gente normal" y subraya que están "hartos" de sentirse "presionados por la sociedad" para mantener relaciones sexuales.
Algunos sexólogos, sin embargo, justifican y comparan la asexualidad con un celibato voluntario, con una elección personal de eliminar las relaciones sexuales de su vida por diferentes motivos. Pero los asexuales diferencian claramente ambas acepciones. De hecho, según la página de internet asexuality.org, la asexualidad, a diferencia del celibato, "no es una opción". "La asexualidad es una orientación, algo que le ocurre al individuo al margen de su voluntad. Otra cosa es que decida seguir su naturaleza o negarla", subraya la citada web, y añade: "Las personas asexuales tienen las mismas necesidades emocionales que todos los demás y, como el resto, pueden establecer relaciones afectivas".
La asexualidad, por tanto, no tiene nada que ver con el hecho de que, durante un momento de su vida, algunas personas tengan bajo deseo sexual y rechacen o eliminen de su vida el sexo y las relaciones. Por ejemplo, hay quienes han tenido una experiencia traumática y desarrollan ciertas fobias. O casos en los que el componente religioso y/o cultural cobran un papel destacado.
"Las personas asexuales no presentan ningún tipo de deseo erótico", según el doctor Anthony Bogaert, de la Universidad de Brock en Canadá, autor de un estudio que concluye que un 1% de la población mundial es asexual. Otro informe de Journal of Sex Research apunta el mismo porcentaje. "Hay quien, simplemente, no experimenta ningún tipo de interés sexual. A diferencia de la mayoría de las personas que sentimos atracción hacia otros, ya sean del sexo opuesto, del mismo o de ambos, los asexuales no presentan ningún tipo de deseo erótico", insiste en su estudio Bogaert.

Encontrarse a gusto con su condición -ya que los asexuales no resienten la falta de deseo, ni siquiera el poder experimentarlo, aseguran-no significa ser un solitario o carecer de necesidades afectivas. Dicen tener las mismas necesidades que los demás, pero las satisfacen de otra manera. El principal problema del desconocimiento de la asexualidad es, apuntan, la falta de visibilidad. Lucía Lietsi, autora del libro autobiográfico "Diario de una asexual", o el antropólogo y editor Javier León Gómez han contribuido a que se conozca un poco más a través de sus publicaciones, haciendo que mucha gente se sintiera "aliviada" y comprendida. León Gómez escribió Asexualidad, ¿se puede vivir sin sexo? con una idea clara: "Cuando descubrí que era asexual fue tal el alivio que experimenté que sentí la necesidad de compartirlo", subraya. Y Lietsi reflexiona: "¿Cómo se puede sentir un adolescente que no siente la necesidad de experimentar sexualmente con nadie y que, además, cree que tiene que encajar en alguna de las orientaciones sexuales conocidas?".
http://www.farodevigo.es/sociedad-cultura/2015/03/29/orientacion-invisible/1210792.html

lunes, 30 de marzo de 2015

Programa 5: Entre tú y yo


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Hola amigos y amigas de este Blog, aquí tenéis una nueva entrega de nuestro programa. Recordaros que podéis dejarnos vuestras consultas, opiniones o sugerencias en cary.kary2@gmail.com
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Programa 4: Entre tú y yo




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domingo, 29 de marzo de 2015

Asexualidad: una condición de vida

La sexóloga expone que las personas diagnosticadas lo definen como la falta de deseo sexual.

Santo Domingo,Rep.Dom.- En la vida los seres humanos se caracterizan por su capacidad de decidir lo que desean disfrutar. El placer, como un sentimiento agradable, está presente a la hora de comer, beber, divertirse o tener sexo. Sin embargo, no todos pueden sentir atracción sexual.
Ana Simó, experta en Sexología, explica que existen personas asexuales, es decir, que no sienten atracción sexual. 
La sexóloga expone que las personas diagnosticadas lo definen como la falta de deseo sexual. 
“Nunca piensan en erotismo y no se encuentran a nadie atractivo en este deseo. Ellos pueden ver la belleza exterior pero no con el morbo que otros lo ven”, dice.
La falta de interés en el sexo conduce a hombres y mujeres afectados con la misma condición a no intimar. Para ellos simplemente el acto sexual no es importante, tienen otras cosas que disfrutar, explica Simó.
Diagnóstico
Para tener una evaluación correcta, la sexóloga Sonia Romero recomienda tener en cuenta que estas personas no son enfermas. La  actitud de ellos no se debe a problemas religiosos o morales. Para el sexólogo diagnosticar esta condición debe descartar problemas hormonales o el uso de algún fármaco que pueda estar produciéndole esa ausencia de deseo sexual.
Vida amorosa
El amor hace sentir cosas maravillosas como estar felices y sonreír todo el día.
Romero aclara que si el asexual se enamora de una persona activa, puede llegar a consumar el acto sexual solo por complacerla y por darse la oportunidad de ver si cambia su condición. Por eso pueden tener hijos. 
Algunos practican la masturbación solo en forma ocasional.
Existe otro tipo de asexual que, como expone Ana Simó, es el que disfruta de los placeres de la vida, como enamorase, tiener su pareja y expresar afectos, pero  sin complacer a la pareja en el coito. 
 “Muchos asexuales formalizan una relación con una persona totalmente diferente y tratan de llegar a un acuerdo de no tener relaciones sexuales”.
Pero hay muchos acuerdos que al final se rompen,  como en el caso de la pareja  que no acepta la condición de su amado. 
Ayuda
La sexóloga Simó explica:  “Es necesario la ayuda de un terapeuta, pues muchas veces la pareja puede interpretarlo como rechazo, falta de interés, falta de amor, infidelidad, y por eso es tan importante la psicoeducación”.
La crisis aparece cuando el que siente el gusto por el sexo le exige a  su pareja responsabilidad en la cama y ahí comienza la diferencia de criterios. Esta es la razón por la que visitan a los sexólogos, aunque no es frecuente en consultas los casos de personas asexuales, comenta Simó.
Para el asexual, esto no es un problema, es una condición y es la razón por la cual la gran mayoría lo acepta, resalta Simó.
Pero muchas veces tener una condición es un arma de doble filo que trae consigo el rechazo. Por esta razón Simó puntualiza: “A pesar de ser pocos los casos en que la persona no acepta su condición asexual y trata de olvidarse de sí mismo para complacer a su pareja, las consecuencias que sufre la lleva a determinados problemas, entre los cuales se encuentran: bloqueo, depresión, angustia, baja autoestima, sensación de abuso y desamor”. 
((Más
Otras vías de estimulación
Los asexuales dominan el autoplacer por diversos tipos de estimulación, como el de la masturbación, aclara la sexóloga Ana Simó.
“No necesariamente los asexuales se  abstienen, pues esto no es el celibato, donde la persona reprime su deseo sexual, esta condición no le permite a las persona sentirse atraída a compartir en una actividad sexual con otra persona”.
Estas personas pueden sentir deseos de masturbarse, pero sin la necesidad de pensar en alguien, es decir, sin la necesidad de fantasear, aclara Simó. 

También los asexuales se hacen visibles


La vida sin deseo carnal es posible y estudios canadienses de 2004 revelan que el uno por ciento de la población adulta vive sin sentir atracción física por hombres o mujeres.
Los asexuales, un reducido grupo para el cual el sexo resulta por completo irrelevante; son quienes no creen que el otro no sea atractivo sino que por su naturaleza no les importa. (Shutterstock)
Ciudad de México

Son una minoría dentro de las minorías. Espectros que deambulan indiferentes en un mundo dominado por el placer carnal. Seres a quienes las imágenes eróticas que tapizan las calles y que invitan seductoras al consumo les provocan nada. Son los habitantes impasibles, invisibles y muchas veces considerados frígidos de una sociedad hedonista. Se trata de los asexuales, un reducido grupo para el cual el sexo resulta por completo irrelevante; son quienes no creen que el otro no sea atractivo sino que por su naturaleza no les importa.
Aldo está sentado frente a mí en un café del Centro Histórico. Es la época del año en que el aire aún enfría el cuerpo; sin embargo, adentro, solo la luz del Sol se filtra para reconfortar al joven alto, moreno, de profundos ojos negros, espigado como espárrago. A nuestra cita ha llegado perfectamente arreglado: camisa azul marino, pantalones de vestir, zapatos negros y un olor a colonia fresca. Desde su silla, el joven mira a su alrededor indiferente, casi arrogante, como si nadie o nada le causara interés.
Esta actitud, dice, no es nueva, desde siempre ha sido así: aunque en este salón puede hallar a alguien estéticamente atractivo, el encontrarlo sería "como admirar el amanecer, la puesta del Sol; una obra de arte", me explicaría más tarde entre un sorbo de café esforzándose para que yo, un heterosexual más de los que conviven —o acechan— en esta ciudad, logre comprender su condición.
Aldo es uno de los, si acaso, 50 mexicanos que forman parte de un colectivo que se declara abiertamente asexual, hombres y mujeres que no sienten atracción sexual, o sienten muy poca. Recientemente, este grupo ha logrado contactarse a través de internet y las redes sociales. Además, poco a poco, hombres y mujeres de diferentes edades y ciudades de la República han logrado frecuentarse personalmente con la idea de intercambiar experiencias, información y dar a conocer a la opinión pública quiénes son y qué es la asexualidad.
ENTRE PELUCAS Y ZAPATILLAS
Una impresionante columna carnavalesca avanzó por el Paseo de la Reforma el último sábado de junio de 2014. Como cada año, los asistentes a la marcha del orgullo gay portaban vestimentas multicolores, alocadas pelucas, altísimas zapatillas, hermosas alas emplumadas sobre carros alegóricos que iban fondeados por los estruendosos beats de la música electrónica.
Nuevamente, el colectivo LGBTTTI (Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Travesti, Transgénero e Intersexual) salía para exigir a las autoridades que se le otorgara a su comunidad los mismos derechos que cualquier otro ciudadano tiene en el país.
"Me dijeron que era solo un reprimido, que no he encontrado quién me satisfaga"
Mezclado entre los arcoíris estampados dispersos aquí y allá, las alocadas vestimentas, las pelucas, las zapatillas y las alas emplumadas, se encontraba un tímido Aldo envuelto por una multicolor bandera de franjas poco convencional y que despertaba algún interés en los asistentes a la marcha. Unos días antes, ya declarado abiertamente asexual, el joven, que entonces estudiaba idiomas, había decidido que iría a la concentración portando el máximo símbolo del movimiento: un lábaro a rayas horizontales que combina los colores negro, gris, blanco y púrpura y que simbolizan la asexualidad, la demisexualidad, la sexualidad y la comunidad, respectivamente, y que él mismo confeccionaría.
La intención de hacerse presente, como lo han hecho otros asexuales alrededor del mundo en ciudades como San Francisco, Londres, Estocolmo y Toronto con el emblema internacional, era ver si alguien más se reconocía y podían entrar en contacto con él para entablar una amistad o, simplemente, intercambiar información. Aldo imaginó que no faltaría alguien, quizá alguno de los pocos mexicanos que por entonces rondaban anónimos los nutridos foros de páginas de internet como asexuality.org.
Sin embargo, el joven se sorprendió al ver pasar las horas caminando y hablando con algunas asistentes que se acercaban, pero sin lograr dar con otra persona que compartiera su orientación sexual. Algunos de los curiosos le cuestionaron de qué era su bandera, de qué se trataba la asexualidad; si acaso los asexuales no tenían genitales, si eran como maniquíes, como eunucos; otros, como dice que le sucede continuamente, trataron de convencerlo —amable y sutilmente— de que quizá él era solo un reprimido que no había encontrado aún quien los satisficiera sexualmente.
"En ese momento me sentí completamente solo", me dijo mientras pedía que le volvieran a llenar la taza con café americano.
UNA RELACIÓN EXTRAÑA
Hace justo dos años, luego de investigar por un largo tiempo qué era ese algo que lo detenía justo en el momento en que tenía que dejar de andar de "manita sudada" con sus parejas y dar el siguiente paso en la intimidad, el joven de 31 años supo que pertenecía a esa minoría dentro de las minorías que no sienten deseo sexual por mujer, hombre o nada que exista en el mundo.
La historia de Aldo, quien tuvo su primera relación sexual a los 17 años con otro chico y la última hace siete años, cuando tenía 24, es como la de cualquier asexual, como la de Shiadany.
Esta chica de 22 años, además de Aldo, fue la única del grupo de por lo menos ocho jóvenes que un día antes había yo encontrado de manera fortuita reunidos frente a Bellas Artes y que se dijeron dispuestos a encontrarme al día siguiente para compartir sus historias. Shiadany narró que tuvo su primera pareja en la secundaria, pero más como una respuesta a la presión que sus amigas ejercían sobre ella para que tuviera novio. En la preparatoria, la ahora odontóloga, dice que tuvo otra relación, la cual tampoco la entusiasmó por completo.
"Después de eso, llegó una persona que me atrajo mucho su forma de ser, de pensar, como se veía y fue muy fuerte. Hubo una gran sensación. Comenzamos a vernos, a salir; pero yo no tenía la necesidad de abrazar ni de besar, simplemente con el hecho de que esa persona estuviera a mi lado me sentía a gusto", recordó.
No obstante, Shiadany dice que la otra persona no pensaba así. "Decía que si no la besaba o no la abrazaba era porque no la quería. Ella me decía que no sabía cómo acercarse más a mí y yo le respondía que yo tampoco sabía cómo tener más contacto físico con ella. Era extraña la relación —admitió—. Yo la estimé demasiado, pero al final decidimos terminar de mutuo acuerdo".
Un poco más adelante, antes de entrar en la universidad, la chica bajita, de piel morena y cabello negro dice que se dio la oportunidad de salir con otras personas, hombres y mujeres; sin embargo, no logró sentir interés más allá de estar cómoda con quienes salía. "En ese momento me pregunté qué pasaba. No sabía por qué yo era así. Entrando a la universidad me puse a investigar. Me pregunté, ¿qué soy?, ¿soy lesbiana, bi (sexual), no me siento de ningún lado", afirmó.
Fue entonces cuando se puso a indagar —como la mayoría de quienes actualmente buscan una respuesta a la incertidumbre— en el amplio e incierto mundo de internet. Ahí, encontró un mar de información desordenada pero que coincidía con lo que venía experimentando desde hace muchos años como falta de deseo sexual y necesidad de solo de cariño y compañía. "Fue entonces cuando me dije sí, soy asexual", aseguró.
EL LADO ROMÁNTICO
Por sus características, Shiadany pertenece a un tipo de asexuales que tienen marcada una tendencia romántica. Este tipo de personas, según explica la Red por la Visibilidad y Educación Asexual (AVEN, por sus siglas en inglés), son quienes necesitan más afecto que contacto físico, es decir, son quienes únicamente necesitan estar acompañados por su pareja.
AVEN añade que entre las orientaciones que tiene la asexualidad se encuentran los arrománticos que son los opuestos a los románticos; otros son los que experimentan únicamente atracción estética sin necesidad sexual; atracción sexual con mucho menos intensidad que lo que se considera normal; demisexualidad, que es quien solo puede llegar a sentir atracción sexual con quien construye un vínculo emocional muy estrecho y profundo; e, incluso, el transexualismo asexual, hombres que se visten con ropa de mujer pero que no practican ninguna relación sexual.
A pesar de que desde siempre se ha considerado a quienes no experimentan el mismo nivel de deseo sexual como "frígidos", fue hasta hace poco, en 2004, cuando Anthony Bogaert, un psicólogo y experto en sexualidad humana de la universidad de Brock ubicada en St. Catherines, Ontario, Canadá, dio a conocer que únicamente el uno por ciento de la población adulta en el mundo, como Shiadany y Aldo, no tiene interés en el sexo.
Más de 10 años atrás, en 1994, una encuesta llevada a cabo por la universidad de Chicago mostró que el 13 por ciento de 3 mil 500 participantes no había tenido relaciones sexuales en el último año; de ellos, 40 por ciento dijo sentirse muy o extremadamente contentos con sus vidas. Por supuesto que no todos quienes respondieron con esa tendencia necesariamente eran asexuales.
Al respecto, Aldo y Shiadany dicen que nunca han buscado ayuda profesional con un psicólogo o algún especialista porque se han aceptado como son. "Yo podría ir al médico, estoy seguro de que habría alguna medicina que me ayudara a incrementar el deseo sexual, pero así estoy contento", responde él.
Existe otro grupo de personas que por alguna razón ha dejado de practicar o jamás ha tenido sexo, los célibes, es decir, aquellos que han decidido la abstinencia por diferentes causas, ya sea por salud, razones morales o religiosas y con quienes los asexuales piden no confundirlos. Justo este grupo es el que en las redes sociales, como en el grupo de Facebook llamado "Asexuales Mexicanos", constantemente tienen que ser controlados por los administradores para evitar que se convierta en una página de encuentros de parejas.
Aldo dice que a él le gusta verse bien, sentirse atractivo, que no es una persona solitaria que tenga su casa llena de gatos. "Me gustaría encontrar algún día a alguien con quien compartir mi vida sin dejar de ser quien soy", sostiene. "Yo no tengo que esforzarme para contenerme las ganas de tener sexo y eso ha sido así siempre", asegura cuando le cuestiono si no se trata de una tendencia, de una moda pasajera. "Para mí hay mucha vida más allá del sexo", aclara.

Antes de dejar el café cubierto de azulejos, Aldo asegura que el ser asexual le ha permitido poder enfocarse en otros asuntos importantes de su vida como es estudiar, trabajar y ahora buscar que la asexualidad sea reconocida como una orientación sexual que tenga los mismos derechos que han ganado varios colectivos en los últimos años en el país. No obstante, antes de despedirnos, me enfatiza que lo más importante para él es la solidaridad, "que se nos entienda y que seamos aceptados, ser visibles".
http://www.milenio.com/tendencias/asexuales-tendencia-dominical_0_484751853.html

viernes, 27 de marzo de 2015

La demisexualidad a la palestra

¿Qué es la demisexualidad? ¡Ojo! Se manifiesta más en la adolescencia y juventud temprana


Lo primero que se debe aclarar es que el término no es una broma. Por el contrario, cada vez es más popular, sobre todo en Internet. 
La demisexualidad es considerada un camino medio entre homosexualidad, heterosexualidad, bisexualidad o asexualidad. El término lo experimentan, en su mayoría, las personas que no sienten atracción sexual con base en un físico, sino que únicamente las atraen sujetos que tengan una conexión emocional fuerte, llámese amistad (muy grande) o amor profundo.
Si no se cumplen esos vínculos o esa previa relación, es complicado que se pueda sentir atracción, señala el sitio web oficial del término.
“Se suele hablar de la demisexualidad como una especie de asexualidad temporal, únicamente se despierta la sexualidad de la persona que la tiene con el paso del tiempo y ciertas experiencias vitales con otra persona muy afín. En el caso de que se destruyan esos vínculos emocionales, la atracción sexual también se evapora”, explica el bloguero de Alt1040 Javier Lacort.
Una persona considerada demisexual puede ser propensa a algún tipo de confusión durante su adolescencia y esta la puede llevar al sufrimiento. Así mismo, pese a que el concepto puede ser confundido o mal interpretado, vale aclarar que un demisexual no sentirá dicha atracción si no llega a un estado de confianza (bien grande) o afinidad.
En el sitio web oficial de la demisexualidad se encuentran definidos dos tipos de atracción sexual para poder referirse a este término. Uno de ellos tiene que ver con las cualidades exteriores: rostro, físico, formas de peinares y de vestirse y aspectos de la personalidad como la seguridad.
Un segundo tipo está vinculado con con las cualidades interiores y alusivas a una relación previa. Por ejemplo, qué tan estable es el sujeto a una relación estable, de amor y de fidelidad; qué tan grande es la conexión emocional y si la admiración mutua está basada en actitudes o ideas.
“Normalmente, las relaciones comienzan por la etapa primaria y en algunos casos se llega a la secundaria: sin un interés físico no se cultiva la relación de pareja. En otros casos se decide no pasar de ahí (relaciones muy esporádicas, puntuales, únicamente sexuales, etc.). En la demisexualidad ocurre al contrario: para alcanzar la etapa primaria hay que alcanzar antes la secundaria”, agrega Lacort.
http://www.pulzo.com/tecnologia/308616-que-es-la-demisexualidad-ojo-se-manifiesta-mas-en-la-adolescencia-y-juventud

sábado, 24 de enero de 2015

Asexuales: el deseo 'amputado'

  •  El 1% de los jóvenes no siente atracción ni por hombres ni por mujeres.
  •  No rechazan el sexo ni tienen aversión hacia él .
  •  La asexualidad también se ha constatado en animales. 
  •  No tiene nada que ver con fobias o episodios traumáticos. 
El mundo está lleno de ejemplos, pero la palabra produce todavía distancia, desconocimiento e, incluso, cierta desconfianza. La asexualidad no es algo nuevo, ni tampoco una moda que se quiera implantar ahora. La asexualidad existe y ha existido desde siempre. Incluso, se dice que dentro del mundo animal, hay seres asexuales. También dentro de la literatura y el arte, donde el propio Gabriel García Marquez retrató en su Cien años de soledad a Remedios, un personaje incapaz de sentir atracción por nadie. Y existe también, según estudios publicados, en el 1% de la población mundial.
Un 1% de personas en el mundo son asexuales, o lo que es lo mismo, un 1% de personas en todo el mundo no siente atracción sexual ni hacia hombres ni hacia mujeres. ¿Significa eso que eligen vivir sin sexo? ¿Qué tienen aversión o rechazo hacia él? Absolutamente, no. Y es algo que María García, una chica asexual de 25 años y miembro de AVENes (Red para la educación y la visibilidad de la asexualidad para personas hispanohablantes) quiere dejar claro: "Hay personas que sí tienen deseo sexual pero que, por equis razones en su vida, están en periodos de bajo deseo y no quieren tener relaciones. Pero la asexualidad -explica- es una orientación sexual y, en la mayoría de los casos, los que nos calificamos como asexuales, lo somos desde que éramos niños".

El 11,6% entre 15 y 29 años no ha tenido sexo

Según el último Informe de Juventud, de 2012, el 11,6% de los jóvenes entre 15 y 29 años no ha tenido relaciones sexuales de ningún tipo. Aquí podría incluirse ese 1%. Sin embargo, existen algunas excepciones. "Ser asexual no es ser un célibe", aclara Montse, coordinadora de asexualidad en la asociación El Príncipe Lila. Un célibe no tiene relaciones sexuales porque no quiere o su religión se lo prohíbe. Tampoco tiene que ver con ser antisexual (estar en contra del sexo por verlo algo malo o sucio). En contra de lo que se pueda pensar, los asexuales sí pueden tener impulso sexual, y pueden incluso masturbarse. Una cosa es atracción sexual hacia alguien, aclara María, y otra el impulso como tal: "Puedes tenerlo [el impulso sexual], pero no encuentras a una persona que te atraiga sexualmente, que te ponga. Cuando ves a una persona, no piensas en acostarte con ella. Por otro lado, está el deseo sexual, que es querer tener sexo (aunque hay varias definiciones). Uno puede querer tener sexo con alguien por diferentes motivos, distintos a la atracción sexual. Por ejemplo, por curiosidad. O también por la sensación que se produce por la fricción genital".

"Un asexual sí puede tener sexo -confirma Montse-, aunque la frecuencia y necesidad no es la misma que la de otra persona". Es importante también diferenciar entre estética y sexualidad. Una falta de atracción sexual no implica una falta de atracción estética. "Un asexual te puede decir si alguien es guapo, pero no le pone nadie. Y ésta es la diferencia entre un asexual y un célibe o antisexual, que sí pueden sentir atracción, aunque por equis motivos deciden no responder a ella", expone Diana, una joven de 26 años.

Paralelismo con la comida

Nuria Jorba, psicóloga, sexóloga, especialista en coaching sexual y directora del centro que lleva su nombre, en Barcelona, hace un paralelismo con la comida. "Hay veces que comes por desconectar o por aburrimiento. Pero no realmente porque tengas hambre o porque sientas ese componente de placer que te da la comida". Aquí pasa lo mismo, hay personas asexuales que pueden masturbarse, por saciar la ansiedad, simplemente. Incluso los hay que tienen parejas que sí son sexuales y no les importa tener sexo para complacerles. No lo rechazan, sólo que no tienen la necesidad ni esa atracción sexual que se supone que debe haber en las relaciones de pareja.
La asexualidad, por tanto, es completamente diferente a las personas que durante un momento de su vida tienen bajo deseo sexual y rechazan o eliminan de su vida el sexo y las relaciones. Por ejemplo, hay personas que han tenido una experiencia traumática y han desarrollado ciertas fobias. O casos en los que el componente religioso y/o cultural cobran un papel destacado.
El principal problema del desconocimiento de la asexualidad es la falta de visibilidad. O "la falta de comprensión", dice Anna, de 19 años, que como tantas otras personas descubrieron la palabra "asexual" por Internet y se sintió enseguida identificada.

Descubrir la orientación sexual por internet

Lo mismo le pasó a Diana, que descubrió que era asexual con 19 años, cuando rastreando por Internet se encontró con la palabra que la definía. Esta falta de visibilidad se equipara a la homosexualidad de hace 50 años, una orientación castigada durante mucho siglos y que por fortuna ha conseguido salir del armario.
Personas como Lucia Lietsi o el antropólogo y editor Javier León Gómez han tenido mucha culpa de que la asexualidad se conozca un poco más a través de sus publicaciones, han hecho que mucha gente se sintiera "aliviada" y, sobre todo, comprendida. Javier escribió el libro 'Asexualidad ¿Se puede vivir sin sexo?' con una idea clara: "Fue tal el alivio que experimenté cuando descubrí que era asexual que sentí la urgente necesidad de compartirlo". "La asexualidad siempre ha existido -dice-, pero supongo que no es fácil ni para nosotros reconocer que no sentimos el sexo como los demás".
"Imagina cómo se puede sentir un adolescente que no siente la necesidad de experimentar sexualmente con nadie y que, además, cree que tiene que encajar en alguna de las orientaciones sexuales conocidas", reflexiona Lucía, autora del famoso libro 'Diario de una asexual'.
Para ella, el camino no fue fácil, pero al final, consiguió ver luz en la oscuridad del túnel. ¿La solución? Aceptarse tal cual era. «Me torturé durante muchos años tratando de buscar a alguien que me despertase ese deseo y no me importaba que fuese hombre o mujer. Después de años y de muchas experiencias fallidas, decidí aceptarme como soy. Poco después, descubrí en internet la asexualidad y, justo ese día, acabaron mis conflictos», confiesa.

Otras formas de intimidad

En estas personas hay componentes que ocupan un lugar más importante en sus vidas, ya que por el sexo sienten escaso o nulo interés. "La atracción de la gente sexual tiende a incluir el deseo de tener sexo, mientras que los deseos de los asexuales tienden hacia otras formas de intimidad", expone Aura Marqués, psicóloga general sanitaria y directora de la consulta Psicología Viva. Por ello, la amistad, la personalidad, la vida interior de las personas adquieren un valor más importante. Y es que muchos asexuales no hacen una conexión entre amor y sexo, pero sí sienten que pueden expresar su afecto. Es decir, "sentir, expresar amor y sentir intimidad sin ninguna actividad sexual", detalla esta especialista en Psicología.
Dentro de esta orientación sexual, como la definen muchos, existen multitud de claficaciones y de variantes. "Entre las personas asexuales también hay diferentes categorías: las que no tienen deseo sexual pero sí atracción afectiva o romántica, por ejemplo, o las que no sienten ni deseo sexual ni romántico", explica Carme Sánchez, psicóloga clínica y codirectora del Instituto de Sexología de Barcelona.
El caso de Javier es el primero. Él comparte su vida con otra persona que no se considera asexual. Sin embargo, según relata su propia pareja en el prólogo de su libro, "el amor es algo mucho más amplio que el sexo y se puede vivir lleno de amor sin necesidad de tener distintas prácticas sexuales". Otra forma de sentir, "otra forma de vivir", como define la experta en sexología Nuria Jorbá. "Los asexuales somos gente normal -concluye Javier León- y sentimos las mismas necesidades afectivas que los demás. Nuestro único hándicap es que no sentimos deseo sexual".

FOBIAS

En situaciones traumáticas como casos de violaciones o malos tratos, la víctima puede llegar a negar el sexo, incluso en ocasiones a rechazar su propio cuerpo. Por ejemplo, en el caso de abusos sexuales en la infancia, pueden pasar fundamentalmente, dos cosas: reaccionan con un total rechazo al sexo o con promiscuidad (hay quienes harán girar su vida en torno al sexo, cayendo incluso en conductas de riesgo). En estos casos, es importante hacer una buena intervención psicológica, que fundamentalmente, se se trata en volver a recuperar la confianza.

CULTURA

En países como Japón, se está volviendo muy común el síndrome del celibato. Según una encuesta publicada en 2013, entre los jóvenes de entre 18 y 24 años, el 45% de las mujeres y el 30% de los hombres no están interesados en el sexo. Uno de los motivos que toma fuerza, según explica Carme Sánchez, es el descenso en el índice de natalidad. Las mujeres ya no quieren tener hijos porque implica, en la mayoría de los casos, tener que dejar su puesto de trabajo y dedicarse sólo a ser madres. Y las mujeres ya no quieren ese papel.


RELIGIÓN

Muchos jóvenes, por cuestiones morales y/o religiosas, deciden llegar vírgenes al matrimonio. Pero también en esto hay ciertas variantes: hay quienes llegan vírgenes al matrimonio en lo que a coito se refiere y otros, en cambio, sin haber tenido contacto alguno con el sexo. De hecho, los datos pueden verse reflejados en el 'Informe de Juventud' de 2012: el 11,6% de los jóvenes entre 15 y 29 años no ha tenido relaciones sexuales de ningún tipo, pero el 6% sí han experimentado relaciones, aunque sin penetración. 

viernes, 16 de enero de 2015

Los asexuales reivindican su hueco

Los homosexuales han luchado durante siglos (siguen en ello) para que se reconozca su derecho a estar con una persona de su mismo sexo. Los transgénero y transexuales defienden que se escrute su libertad para mutar de género. Los heteros son una corriente bastante cómoda a la que de vez en cuando le da por decir que tiene más derechos que el resto; y los bisexuales piden encarecidamente que nadie meta las narices en que hoy les apetezca estar con una señorita y mañana con un señorote. Sin embargo, se nos escapa sin saberlo un grupo de género. A menudo ni siquiera las otras minorías son conscientes de su existencia. ¿Cuáles son los derechos que reivindican los asexuales?
Para muchos la palabra consiste tan solo en un término, la definición biológica de una reproducción no corporal o simplemente cualquier cosa que carezca de relaciones sexuales. La autora norteamericana Julie Sondra Decker (1978) publicó en septiembre un libro llamado The invisible orientation (La orientación invisible) para hacer constar que la asexualidad no es un vocablo, sino «un movimiento». Ella lo es y quiere explicar al mundo que su preferencia es una inclinación colectiva que a menudo se siente vulnerada sin que nadie se haga cargo de ello.
Julie, ¿qué es la exactamente la asexualidad?
Hay distintos modos de verlo. Según la mayoría, es una falta de atracción sexual; casi todas las personas asexuales dicen que ellos no se sienten atraídos sexualmente a otras personas. Con menos frecuencia, se define asexualidad como no estar interesado en el sexo, o simplemente no valorarlo.

Si es la falta de atracción sexual o la falta de su valoración o simplemente la falta de sexo, ¿por qué lo consideras una orientación sexual?
No considero la «falta de sexo» como una orientación sexual. Si alguien no tiene relaciones sexuales, a eso se le llamaría castidad, o celibato o abstinencia – todas esas palabras describen el comportamiento-. La asexualidad es considerada una orientación sexual porque describe experiencias de atracción, aunque sea atracción hacia nadie.

Tú eres asexual.
Sí, lo soy.

¿Y tú crees que la gente en general sabe que existís como movimiento?
La gente sabe que hay personas que no quieren sexo en absoluto, o que no quieren practicarlo mucho, pero por lo general piensan que se trata de trastorno.

Por eso escribiste el libro.
Básicamente los asexuales necesitamos recursos mainstream, para hacernos visibles, para explicar lo que significa asexualidad y que la sociedad lo comprenda.

Supongo que a veces se hace difícil de concebir para algunos que no querer sexo sea una inclinación sexual ¿Qué es eso en lo que la gente está equivocada respecto a esta «orientación»?
Muchas personas piensan que la asexualidad es lo mismo que no tener relaciones sexuales, y eso no es cierto. Piensan que los asexuales no tienen relaciones románticas, ¡y muchos sí las tienen! Por lo general se cree que las personas asexuales tienen un trastorno o una afección que les hace así, pero la asexualidad no es una enfermedad ni tiene que ser propia de personas que se sientan solas, o que son demasiado feas para obtener un compañero o que un día «encontrarán a la persona adecuada» y dejarán de identificarse como asexuales… Lo que a mi me gustaría conseguir es que la sociedad sea más respetuosa con los que nos definimos como asexuales.

La verdad es que opino que has acertado en el título de tu libro. Se sabe muy poco de vuestra orientación. No sé si te importa que te cuestione un poco acerca de ella.
Adelante.

Julie, ¿eres virgen?
Yo nunca he tenido relaciones sexuales. Muchos preferimos no incluir el sexo en nuestras vidas.

Y una persona asexual, ¿nunca se siente excitada?
Varía. Algunas personas asexuales experimentan excitación sexual. Algunos no lo hacen.

Pero si tienes excitación, dejas de ser asexual…
La capacidad para excitarse sexualmente no está relacionada con si alguien es asexual.

¿Cuál es tu opinión acerca de tener sexo? Quiero decir, ¿existe algún tipo de relación corporal para los asexuales, aunque no intervengan los órganos sexuales? Por ejemplo, ¿hay besos en la boca?
Yo personalmente no estoy interesada en el sexo ni de acuerdo con él. Tampoco me gusta besar y no deseo una pareja. Pero las opiniones sobre esto entre asexuales varían enormemente. Su concepción del sexo, su opinión sobre besarse, otros tipos de intimidad física… Están desde los que no toleran ningún tipo de sexo a los que les gustan los besos y los abrazos.

Hablemos de amor. ¿Un asexual puede enamorarse?
Es lo mismo: Algunos lo hacen, otros no. Orientación romántica es diferente a orientación sexual.

Y en el caso de un asexual enamorado, ¿cabe la relación con un pareja que no sea asexual?
Sí, y las relaciones con más de dos personas a menudo incluyen a personas asexuales también. Las personas asexuales somos pocos frecuentes, así que si queremos tener una cita, a menudo es difícil encontrar otras personas asexuales. La mayoría de personas asexuales que tienen relaciones románticas lo hacen con parejas que no lo son.

Supongo que habrá casos en los que el asexual renuncie de su condición por enamoramiento. ¿Es frecuente entre asexuales cambiar su orientación a lo largo de la vida?
Para la mayor parte de las personas (incluyendo las asexuales) una orientación sexual es una experiencia para toda la vida. Las orientaciones sexuales describen patrones de vida que han sido coherentes en el pasado y el presente. Sabiendo lo que experimenta una persona en su pasado se puede esperar que va a ser en su futuro. Sin embargo, algunas personas, de cualquier orientación, son sexualmente fluidas y sí experimentan ese cambio de orientación. Los asexuales en el mismo grado que el resto.

Tengo entendido que el objetivo de vuestra reivindicación, más allá de estar dirigido a la sociedad heterosexual, también es un llamamiento de inclusión que lanzáis a las otras minorías. ¿Cuál es el problema? ¿Agrupaciones como la LGTB no os tiene en cuenta como colectivo?
Yo creo que tiene sentido que las personas asexuales sean parte del entramado global de este movimiento, porque muchos de nuestros problemas vienen del mismo lugar. Se espera de nosotros que tengamos deseo sexual únicamente por gente de nuestro distinto género, y se define nuestro éxito en función a esas relaciones. Opino que los miembros de la LGBT son también los únicos capaces de entender algunas de las dificultades que experimentamos como forasteros a una cultura que no nos acepta, sin embargo, algunos de sus componentes piensan que los asexuales no deben ser incluidos. Estos últimos argumentan que no hemos sufrido de la misma forma o en la misma medida que ellos (y a veces eso es cierto), pero no creo que la cuantificación de cuánto daño han hecho a unos o a otros deba ser la única razón para poder organizar y difundir el conocimiento. Por suerte muchos activistas homosexuales aceptan y entienden que tenemos objetivos similares y que deben ser aliados.

AVEN son las siglas que os representan a nivel internacional. ¿Eres parte activa de esta plataforma?
No personalmente. Tengo una cuenta allí porque es la mayor organización específica asexual on line. Mucha gente ha encontrado en ella un buen recurso para hablar de sí mismos y aprender acerca de otras personas.

Dejas claro en tu libro que la asexualidad no es una enfermedad ni un problema mental ni un caso de homosexualidad escondida. Y reivindicas que hay otras maneras de no ser respetado. Cuando hablas de respecto al asexual, ¿de qué estamos hablando?
El respeto a la asexualidad implica no contribuir a una cultura sexual obligatoria, es decir, esperar que todas las personas tengan sexo y utilizar el éxito sexual como medida de valor de una persona. La mayoría de formas de faltar al respeto a las personas asexuales implican simplemente el hecho de negarse a reconocer que la asexualidad es legítima, cuando se nos presiona para encontrar una respuesta diferente.
La experiencia de la discriminación de las personas asexuales puede manifestarse de muchas maneras: algunas son expresiones más violentas, como la llamada «violación correctiva», que es cuando una persona que se identifica como asexual da a conocer su inclinación y otra piensa que puede ser «curada» si es forzada a tener relaciones sexuales. También es un estigma el rechazo de la familia, los amigos, los compañeros…; y en ocasiones también existe una discriminación institucional, como en el caso de individuos que son despedidos o acosados por no participar en la cultura sexual o no estar dispuestos a aceptar proposiciones de alguien de la oficina. También se nos ha explicado que el matrimonio tiene que implicar sexo y no se acepta la adopción si no se tiene un problema físico. Hasta supone un problema en inspecciones de inmigración, que pueden juzgar un matrimonio como falso si no ha habido sexo entre ellos.
Somos tratados como personas heterosexuales «fallidas» y acosados por esto. A veces, incluso en nuestras propias familias.

30 DICIEMBRE, 2014    Por Jaled Abdelrahim
http://www.yorokobu.es/asexuales/

Entrevista para la prensa nacional

El próximo miércoles 21 de enero, el periódico El Mundo publicará en su suplemento un artículo sobre asexualidad y otras orientaciones aún desconocidas para la mayoría.
Aquí os dejo mi colaboración para el mismo en forma de entrevista.

1- Antes de nada, aclarar algunos conceptos. ¿Qué significa ser realmente asexual? Según me he informado, no es lo mismo un asexual que una persona que por X motivos no quiere tener sexo. ¿En qué se diferencian ambos? Para que la gente lo entienda y así poder quedar todo claro, especialmente en los términos que tantas veces, incluso en la prensa se confunden. 
Efectivamente, no es lo mismo una persona que decide voluntariamente renunciar al sexo que una persona que no siente la necesidad o el impulso de practicar sexo. El primero tendrá una razón para ello y esto, muy seguramente, le producirá algún tipo de sufrimiento. En el segundo caso, la persona puede llevar una vida perfectamente normal ya que no se está obligando a nada. La asexualidad no causa sufrimiento al individuo una vez que el individuo se reconoce como tal. Es tan solo el desconocimiento de esta posibilidad lo que nos hace sentir raros con nosotros mismos. 
La asexualidad es sencillamente la falta de atracción sexual hacia otras personas. Es decir, un heterosexual siente atracción sexual por las personas del sexo opuesto, un homosexual por las de su mismo sexo y un bisexual siente atracción por ambos indistintamente. Los asexuales no sentimos atracción sexual por ningún sexo y eso, quiero dejarlo claro, es algo con lo que se nace al igual que ocurre con las demás  orientaciones. Yo creo que uno homosexual no se vuelve hetero con los años y cuando eso ocurre es porque descubre de pronto su bisexualidad. La orientación sexual no se elije, es algo que uno descubre desde niño y con lo que debe ser coherente. 
2- La asexualidad se puede definir como una condición, verdad? En ese caso, ¿cuándo se da cuenta uno de que es asexual? En tu caso, si se puede contar, ¿cómo y cuándo te diste cuenta? Dicen que en la mayoría de los casos es desde niño, que desde pequeñito te das cuenta, pero ¿realmente es así? ¿Qué sucede, qué ocurre?
Pues sí. Con la asexualidad ocurre como con cualquier otra orientación o condición sexual. Ya desde niño uno siente ciertas pulsiones aunque no sepa identificarlas hasta que no oye hablar de sexo. Luego en la adolescencia, o incluso antes, ya se empieza a notar claramente cuales son las preferencias de cada uno. Los chicos y chicas heterosexuales buscan sus primeros romances y es muy habitual que también se tengan las primeras experiencias sexuales. Quizá, y aún hoy en día, los chicos y chicas homosexuales puedan tenerlo algo más difícil para aceptar su condición en un primer momento y esto a pesar de que la homosexualidad es bien conocida y reconocida en nuestra sociedad. Pero imagina ahora cómo se puede sentir un adolescente que no siente la necesidad de experimentar sexualmente con nadie y que, además cree que tiene que encajar en alguna de las orientaciones sexuales conocidas. 
Esto es lo que me ocurrió a mi. Yo soy una asexual hetero-romántica, es decir, me siento atraída por el género masculino e incluso puedo llegar a enamorarme. Cuando llegó la adolescencia y empecé a tontear con algún chico, más por imitar a mis amigas que por iniciativa propia, me di cuenta de que no sentía nada de lo que se supone debería sentir cuando me daban un beso o recibía una caricia. Me torturé durante muchos años tratando de buscar a alguien que me despertase ese deseo y no me importaba que fuese un hombre o una mujer. Después de  años y de muchas experiencias fallidas decidí aceptarme como soy. Poco después descubrí en Internet la asexualidad y justo ese día se acabaron mis conflictos. 
3- Realmente, ¿cuáles son las razones que te llevan a ser asexual? En tu caso, ¿cómo fue? Sólo en el caso de que pueda ser publicado. Y segundo, por regla general, ¿qué les lleva a la mayoría a ser asexuales? Es decir, y de nuevo, me gustaría matizar: ¿existe motivos que te lleven a ser asexual o es simple y llanamente una condición más que desde pequeño ya se nota y sientes?
Esta es una buena pregunta y quiero insistir en que si existe algún motivo para renunciar al sexo no estamos hablando de asexualidad. 
He escuchado muchas veces a gente decir que en algún momento de su vida fue asexual. Esto no es posible. Nunca he oído de un hetero que haya sido homosexual en algún momento. Yo creo que uno sabe desde pequeño cuales son sus inclinaciones, sólo se necesita saber que las posibilidades son variadas, el abanico es mucho más amplio de lo que la gente conoce y por eso es tan importante la información. 
Asexual se nace y debo aclarar que no es algo que cause padecimiento al individuo por sí mismo. Lo que nos hace sufrir a los asexuales es el desconocer que esta opción existe, porque tengo que reconocer que es extraño incluso para nosotros no sentir atracción sexual por nadie a lo largo de nuestra vida.
4- ¿Una persona asexual puede enamorarse, aunque no tenga sexo? Es decir, compartir su vida con alguien, con algún compañero de vida. ¿Un asexual puede ser pareja de una persona que no sea asexual, es decir, que su pareja sí quiera y necesite sexo? 
Por supuesto que sí. Los asexuales somos gente normal y sentimos las mismas necesidades afectivas que los demás. Nuestro único handicap es que no sentimos deseo por nuestra pareja. Aquí hay algo que es importante matizar y es que los asexuales no renunciamos al sexo, no tenemos ningún tipo de animadversión o rechazo hacia el mismo. Es más, muchos de nosotros tenemos una libido perfectamente normal y disfrutamos del sexo a nuestra manera. Es cierto que nos cuesta un esfuerzo practicarlo con alguien pero eso no siempre es impedimento para hacerlo. 
Conozco a varias parejas asexual-sexual que están funcionando bien aunque, sin duda, lo ideal sería una pareja de asexuales.
Por otro lado, también conozco muchas parejas que se han disuelto por ser uno de los dos asexual sin saberlo. Este tipo de casos conlleva muchas veces largos años de sufrimiento para una de las partes o para ambos. Por eso insisto en la importancia de la información, primero uno debe conocerse y aceptarse a sí mismo y, si hay buena comunicación y afecto sincero, la pareja tiene posibilidades.
5- Cómo explicar a una sociedad tan erotizada como la nuestra, que se vive perfectamente siendo un asexual... Es decir, ¿cómo explicarle a la sociedad que no pasa nada, que es algo normal, que la asexualidad existe?
Yo creo que no hay necesidad de explicar nada, tan solo pedir tolerancia y respeto hacia los demás sean cuales sean sus gustos y preferencias sexuales. El sexo es algo para disfrutar, es algo íntimo y privado que, siempre que no dañe a nadie, es lícito practicar a placer de cada quien. Entiendo que por muy de moda que se ponga la bisexualidad, si tú eres una mujer heterosexual no vas a disfrutar igual que una homo o una bi acostándote con otra mujer. Eso es lo que nos pasa a los asexuales, en cambio sí podemos disfrutar la experiencia de otra forma si es que nos lo proponemos.
La gente aún relaciona la palabra asexual con negación al sexo y no es así. Quizá si entendieran que tan solo es una forma diferente de vivir la sexualidad dejaría de llamarles tanto la atención. Tal vez haya que cambiar la denominación asexual ya que lleva a confusión constantemente.. 
6- ¿Por qué existe tan poca visibilidad, todavía? Y por qué, ahora parece que ya está empezando a ser un poco más visible?
Pues no lo sé. Yo supe de esto hace unos cinco años. Hasta entonces no había escuchado hablar de ello en ningún sitio. En cambio ahora, y gracias al interés que mostráis los medios, se escucha cada vez con más frecuencia el término. 
La asexualidad siempre ha existido, incluso en el mundo animal, pero supongo que no es fácil, ni aún para nosotros, reconocer que no sentimos el sexo como los demás. Tuvo que ser en otros países, como Canadá y América, donde empezaron a salir personas sin miedo a contar sus experiencias. Allí nació el término y allí se han hecho las mejores investigaciones científicas sobre la asexualidad en humanos. 
De todas formas, aún hay un largo camino por recorrer ya que me sigo encontrando artículos que dan información errónea y hay mucha gente aún que tiene dudas incluso sobre nuestra existencia.
7- ¿Qué te llevó, Lucia, a escribir el libro? Todo lo que me quieras contar adelante. 
Fue tal el alivio que experimenté cuando descubrí que era asexual que sentí la urgente necesidad de compartirlo. Mi primer impulso, a parte de contárselo a los míos, fue plasmar mi pesadilla en pequeños relatos que puntualmente subía a mi blog. Me había hecho tanto bien leer los comentarios y aportaciones de aquellas personas que habían vivido lo mismo que yo, que quise devolver el favor. Los relatos breves que colgaba iban teniendo muy buena acogida por parte de mis seguidores y fue uno de ellos quien me sugirió convertirlos en novela. 


Creo que ya he contado lo que quería. Me ha encantado tu entrevista, creo que es la primera que deja de lado el morbo y no se centra en mi vida privada, cosa que por otro lado no aportaría nada al tema, y sí en mi experiencia, desde mis vivencias personales a las que como he constatado nos son comunes a los asexuales. 

Beatriz Gómez Portalatín. Periodísta de El Mundo.