miércoles, 17 de agosto de 2016

¿Asexualidad o inmadurez emocinal?

Después de leer éste artículo tengo más claros algunos de los casos de gente que entra a nuestra comunidad creyendo haber encontrado sus respuestas.
La inmadurez emocional conlleva una inmadurez sexual que hace que muchas personas adultas estén atascad
as en fases del desarrollo sexual más propias de la infancia o de la adolescencia.
Cuando un adulto, por una circunstancia vital o psicológica, se queda en una etapa infantil, es fácil comprender que no va a vivir su sexualidad como corresponde a su edad y puede que confunda este hecho con la asexualidad cuando no es así.
Para comprender esto, debemos recordar cómo éramos a los 8 años de edad, cómo nos sentíamos respecto al sexo porque, aunque estaba presente en nuestras vidas y seguro sentíamos curiosidad, no sentíamos deseo de interacción con otros, quizá porque en esa fase lo más común es la auto exploración de la propia sexualidad.

 Hay gente que se ha quedado en esta fase sin darse cuenta y buscan en la asexualidad su identidad cuando lo verdaderamente cierto es que no son, necesariamente asexuales.
¿Cómo distinguir entre asexualidad e inmadurez sexual?
Básicamente porque ésta última cursa con una inmadurez emocional y por ello os remito al artículo.

¿Cómo es una personalidad inmadura?

La personalidad es la suma total de las pautas de conducta actuales y potenciales determinadas por tres notas: la herencia (el equipaje genético, lo que recibimos de nuestros padres), el ambiente (el entorno) y la experiencia de la vida (la biografía de cada uno). La personalidad es el sello propio y específico de cada uno. La tarjeta de visita. Dicho en otros términos, la personalidad es una organización dinámica, en movimiento, en donde confluyen los aspectos físicos, psicológicos, sociales y culturales de un individuo. Los psiquiatras nos dedicamos a la ingeniería de la conducta. Somos perforadores de superficies psicológicas, intentamos ahondar en la mecánica interna del comportamiento, para corregirlo, mejorarlo, hacerlo más equilibrado.
La inmadurez significa una persona a medio hacer, que da lugar a una psicología incipiente, incompleta, que no está bien terminada y que tiene muchos flecos negativos, pero que puede cambiar y mejorar y hacerse mas sólida, con la ayuda de un psiquiatra o de un psicólogo.
Voy a intentar sistematizar sus principales ingredientes en este decálogo, para que el lector pueda adentrarse en la frondosidad de lo que ahí reside. Los síntomas son los siguientes:
1) Desfase entre la edad cronológica y la edad mental: esta es una de las manifestaciones que más llama la atención de entrada, en una primera aproximación. No olvidemos que hay gente de maduración tardía y otra de maduración temprana, y esto le da un carácter ligeramente distinto a esta observación.
2) Desconocimiento de uno mismo: ésta era una de las normas del héroe griego. En el templo de Apolo, en Grecia, había en el frontispicio de la entrada una inscripción que decía así: "Nosci se autom", conócete a ti mismo. Se trata de tener claro que la asignatura más importante de cada persona es uno mismo, lo que quiere decir saber las actitudes y las limitaciones que uno tiene. Ambas son como el cuaderno de bitácora que nos ayuda a una navegación por la vida adecuada.
3) Inestabilidad emocional: que se expresa mediante cambios en el estado de ánimo, pasando de la euforia a la melancolía y esto de un día para otro o dentro de un mismo día. Esto hay que diferenciarlo claramente de las llamadas depresiones bipolares. El inmaduro es desigual, variable, irregular, sus sentimientos se mueven y bambolean de forma pendular, lo que hace que nunca pueda uno saber qué va a encontrar en el otro. Esa fragilidad mudable es una nota muy característica. Su estado de ánimo se expresa a través de unos dientes de sierra, una especie de montaña rusa, en donde las oscilaciones son muy frecuentes.
4) Poca o nula responsabilidad; la inmadurez tiene niveles, lo mismo que sucede con cualquier hecho psicológico. Esta palabra procede del latín "respondere", que significa: contestar, prometer, satisfacer. Estar en la realidad es conocer el hoy-ahora de uno mismo sin ningunearse y sin creerse uno más que nadie.
5) Mala o nula percepción de la realidad: la captación incorrecta de sí mismo y del entorno que le rodea le lleva a tener una conducta desadaptada tanto intrapersonal (disarmonía consigo mismo) como interpersonal (inadecuado contacto con los demás, no sabiendo medir las distancias ni las cercanías).
6) Ausencia de un proyecto de vida: la vida no se improvisa. Necesita una cierta organización, un esquema que diseñe el porvenir. Los tres grandes argumentos de éste son: amor, trabajo y cultura. En ninguno de ellos ha calado con profundidad. No se puede vivir sin amor, el amor debe ser el primer argumento de la vida, que da vida y fuerza a los demás. Del cumplimiento de estos tres grandes temas brota la felicidad, suma y compendio de una coherencia de vida donde los tres tienen una enorme importancia.
7) Falta de madurez afectiva: entender qué es, en qué consiste y cómo vertebra nuestra vida sentimental. Por amor tiene sentido la vida. Pero no hay amor sin renuncias. Y al mismo tiempo saber que nadie puede ser absoluto para otro. El amor eterno no existe; se da en las películas, en las canciones de moda y en las personas poco maduras. Lo que sí existe es el amor trabajado día a día. Amar no significa tener dulces sentimientos, sino volcarse con el otro en las pequeñas cosas de cada día. En mi libro Quién eres, describo la madurez afectiva como una modalidad aparte, con perfiles propios y específicos. Ahí solamente subrayaría ¡que fácil es enamorarse y qué complejo mantenerse enamorado. Hoy se ha producido en este campo una auténtica socialización de la madurez sentimental.
8) Falta de madurez intelectual: la inteligencia es otra de las grandes herramientas de la psicología, junto con la afectividad. Hay muchas variedades de inteligencia: teórica, práctica, social, analítica, sintética, discursiva, matemática, analógica, intuitiva y reflexiva... Pero para quedarnos con una idea clara: una persona es inteligente cuando sabe centrar un tema, haciendo razonamientos y juicios de la realidad adecuados, siendo capaz de elaborar un conjunto de soluciones asequibles y positivas que permitan resolver problemas concretos. Dicho en términos más modernos de la psicología cognitiva: inteligencia es saber recibir información, codificarla y ordenarla de forma correcta y ofrecer respuestas válidas, coherentes y eficaces. Aquí las manifestaciones de la inmadurez se expresan de forma rica y variada. Falta de visión y de planificación del futuro. Hipertrofia del presente, una exaltación del instante. No hay crecimiento en los análisis personales y generales, con poca o nula justeza de juicio. Serias dificultades para racionalizar los hechos y aplicar un cierto espíritu cartesiano. La vida es como un viaje, por eso es importante saber a dónde uno quiere ir.
9) Poca educación de la voluntad: la voluntad es una joya que adorna la personalidad del hombre maduro. Cuando es frágil y no está templada en una lucha perseverante, convierte a ese sujeto en alguien débil, blando, voluble, caprichoso, incapaz de ponerse objetivos concretos, ya que todos se desvanecen ante el primer estímulo que llega de fuera y le hace abandonar la tarea que iba a tener entre manos. Es la imagen del niño mimado que tanta pena produce; traído y llevado y tiranizado por lo que le apetece, por lo que le pide el cuerpo en ese momento. Que no sabe decir que no, ni renunciar. Alguien echado a perder, consentido, malcriado, estropeado por cualquier exigencia seria, que no doblará el cabo de sus propias posibilidades. Un ser que ha aprendido a no vencerse, sino a seguir sus impulsos inmediatos. Por ese derrotero se ha ido convirtiendo en voluble, inconstante, ligero, superficial, frívolo, que se entusiasma fácilmente con algo, para abandonarlo cuando las cosas se tornan mínimamente difíciles.
Esto trae consigo otros datos: baja tolerancia a las frustraciones, ser mal perdedor, ya que tiene poca capacidad para remontar las adversidades, pues no está acostumbrado a vencerse en casi nada; tendencia a refugiarse en un mundo fantástico, para alejarse de la realidad.
10) Criterios morales y éticos inestables: la moral es el arte de vivir con dignidad; el arte de usar de forma correcta la libertad, conocer y poner en práctica lo que es bueno. En la persona inmadura todo está cogido por alfileres y fácilmente se deshilacha y se rompe. La moda, la permisividad, el relativismo son pautas vertebrales básicas, sigue los vaivenes de lo último a lo que se apunta todo el mundo sin ningún espíritu crítico.
La madurez es uno de los puentes levadizos que lleva a la fortaleza de la felicidad, y es el resultado de un trabajo esforzado, serio, paciente, de quitar y añadir, de pulir, de limar, de intentar que nuestra forma de ser sea como una piedra de canto rodado de esas que vemos en los ríos y que casi no tienen aristas.
 http://www.conoze.com/doc.php?doc=2439

martes, 2 de agosto de 2016

Los "solosexuales": ¿de qué se trata?

Se trata de personas que no se conectan con otros, y que viven su sexualidad de una manera muy particular. Durante toda la vida somos seres sexuados y responsables de nuestro propio placer. Si bien la autoestimulación es recomendada y dejó de percibirse como tabú, se la considera una práctica complementaria con una sexualidad compartida, ya sea con relaciones varón-mujer, personas del mismo sexo o tríos.
 ¿Pero qué pasa cuando un individuo se centra en sí mismo y dictamina que sólo él puede proveerse goce? Lo primero que se pregunta es si lo que le sucede es “normal”, algo que evidencia internet con la existencia de foros que reúnen a los llamados “solosexuales”, cuyos gustos no coinciden con los de la mayoría. 
Los adeptos a esta práctica pueden disfrutar de la compañía de otras personas, pero en el momento de la intimidad, se prefieren a sí mismos. ¿Pero qué motivos pueden llevar a un solosexual a elegirse por sobre otras personas de manera exclusiva? Por fuera de las etiquetas, los expertos revelan que las razones pueden ser varias y que lo importante, a la hora de las preferencias, es escuchar lo que pide el cuerpo.
Consultada por el sitio especializado DocSalud.com, Mariela Tesler, especialista en sexualidad y pareja, explicó que “los solosexuales no se toman al sexo consigo mismos como algo masturbatorio que se practica a falta de una pareja, sino que es una elección” y que “prefieren darse disfrute sin la carga de tener una tener un compañero, ya que cualquier vínculo implica aspectos positivos como negativos”.
 Son múltiples las razones que pueden llevar a una persona a ser solosexual, entre ellas no sentir la presión de tener que gustarle al otro, el miedo a enamorarse o a mostrarse desnudo frente a otra persona, presiones económicas como planear salidas, el cansancio de las frustraciones en los vínculos e incluso fobias a contraer enfermedades de transmisión sexual.
 Para el psiquiatra y sexólogo Enrique De Rosa, elegir la solosexualidad puede tener orígenes similares a la opción de no tener sexo. Es por eso quese debe indagar si el motivo que lleva a una persona a darse placer a sí misma es patológica o no patológica.
 “Este cuadro puede darse miedo a contraer una enfermedad o un embarazo, fobias que se vuelven patológicas cuando el sujeto no domina a estas ideas como electivas, sino que lo condicionan y lo limitan. Es frecuente que personas obsesionadas con las infecciones estén muy limitadas dentro de la vida sexual”, indicó. 
Dentro del lado no patológico, para De Rosa, “esta es una práctica que plantea menos conflictos”, más si se toma en cuenta en que en la actualidad existen contactos por la web que no se llevan al cara a cara. “Habría que ver si ratonearse con el otro a través de una cámara es una práctica solosexual o más bien sexo virtual. De todas formas, en tiempos tecnológicos es frecuente que la gente utilice imágenes en soporte sin una persona en frente, para estar consigo mismo y sus contradicciones, y así evitar las frustraciones del encuentro con el otro”.
Si bien para el psiquiatra, el llamado autoerotismo con sus múltiples variables (como por ejemplo gozar al verse vestido de una determinada manera) es una variante sana de la sexualidad “el incoveniente es que el fin último de la sexualidad es entrar en contacto con el afuera y establecer puentes sobre gustos, no cerrarse en uno mismo”.
 Para Tesler no tener contacto con el afuera puede ser también un riesgo, pero “si el individuo vive feliz con otras personas, tiene vínculos saludables, pero en la intimidad es solosexual, está bien”. De acuerdo con la experta, “lo importante es saber si la persona está disfrutando con esta opción o la está sufriendo”.
Si bien esta con esta práctica “no sentís la presión de gustarle al otro” o no se sufre “si hay diferencias de gustos en lo sexual”, para Tesler no es para todo el mundo, porque “no existe el contacto con la piel, su aroma, los besos y las caricias”.
 En contra de las etiquetas 
 Pansexuales, solosexuales, practicantes del poliamor. Son muchos los rótulos para denominar las distintas prácticas. Si bien los foros sirven para que muchas personas se hagan compañía y compartan testimonios sobre sus preferencias para Tesler es peligroso que estas etiquetas sean tomadas como una moda. Opina que se debe analizar caso por caso para determinar qué lleva a cada persona a elegir esta opción.
De Rosa, a su turno, opinó que llenar la sexualidad de clasificaciones y contextos puede ser complicado, y que el origen del goce “debe ser más simple”. Además, para el psiquiatra, estas prácticas pueden ser muy cambiantes, “porque cuando una persona se cansa del autoerotismo, puede pasar rápidamente a otro comportamiento, como períodos de abstinencia o cuasipromiscuidad”. Por lo tanto, “estos fenómenos son más dinámicos, con muchos grises, no estamos hablando de una ´tribu´”.
Para concluir, Tesler indicó que ser solosexual es una elección como cualquier otra y que no se toma por la consecuencia de ciertas preferencias sexuales como tener relaciones por horas, o utilizar juguetes, prácticas que también se pueden dar con una pareja. Por fuera de las dicotomías normal-anormal, o bien visto-mal visto, esta opción es una más del menú, al servicio del placer.
 Fuente: DocSalud.com
 Permalink: http://www.elsol.com.ar/nota/274741