lunes, 22 de julio de 2013

Atracción sexual


Los asexuales son personas que no sienten atracción sexual por personas de su mismo sexo o distinto. Entre el 3 y el 5% de la población mundial es asexual. Ser asexual no significa no ser capaz de tener relaciones íntimas aunque algunas personas asexuales tampoco se sienten atraídas de manera romántica por otras personas. La asexualidad es una orientación sexual al igual que la heterosexualidad, homosexualidad o bisexualidad.

No confundir asexualidad con:
La asexualidad no es tan conocida como otras orientaciones sexuales así que tiende a confundirse con otros términos.
  • No es celibato; las personas asexuales no deciden renunciar al sexo sino que no sienten ese impulso, realmente no les interesa.
  • No es aversión al sexo; algunas personas piensan que son asexuales cuando en realidad tienen aversión al sexo, estas personas rechazan cualquier tipo de gesto de intimidad; caricias, abrazos, besos. Si se tiene aversión al sexo se sufre ansiedad, dolor físico y miedo. Los asexuales simplemente no sienten excitación sexual.
  • No es falta de deseo. Es muy frecuente pasar por temporadas más o menos largas en las que el sexo no apetece. Sobre todo responde a estados de estrés o problemas de pareja.
Opciones dentro de la asexualidad:
Al igual que las personas “sexuales”, las asexuales tienen distinta formas de vivir su orientación sexual sin por ello dejar de estar dentro de este grupo.
  • Algunos sienten excitación sexual y se masturban en solitario pero no tienen el impulso de practicarlo con otras personas. Pueden masturbarse en menor o igual frecuencia que las personas sexuales. Otros no sienten ningún tipo de excitación sexual ni siquiera consigo mismos.
  • El ser asexual no impide a algunas personas fantasear eróticamente. Esas fantasías les resultan agradables pero no tienen ningún interés en llevarlas a la práctica. Esto ocurre también a las personas sexuales; por ejemplo es frecuente fantasear con orgías y la mayoría de las personas no querrían hacerlo en la vida real.
  • Muchos asexuales se enamoran y se sienten muy atraídos por otras personas, pero en esta atracción no existe componente erótico o sexual. Otros no llegan a sentir esa atracción romántica nunca.
El amor en la asexualidad:
Por supuesto las personas asexuales son capaces de amar, simplemente no sienten atracción sexual. Eligen sus parejas por otras razones entre las que no incluyen las eróticas; atracción intelectual, principios comunes, objetivos vitales etc.
Un asexual puede a su vez calificarse como heterosexual, homosexual o bisexual, dependiendo del género que le atraiga aunque es cierto que muchos dirían que son bisexuales puesto que la dotación sexual de la persona le es indiferente.

¿Funciona una relación sin sexo?
Muchas personas aseguran que el sexo es una parte muy importante en su relación. Las relaciones sexuales no son solo placenteras a nivel físico sino que son una forma de comunicación e intimidad esenciales para una pareja “sexual”.
Pero los asexuales simplemente no sienten interés o impulsos sexuales. Si que sienten placer, lógicamente y también son capaces de comunicarse a nivel íntimo con otra persona sin problema, pero sin sexo.
Por otro lado, el hecho de no sentir impulsos sexuales no les hace incapaces de tener sexo. Una persona asexual puede tener una relación con otra sexual si llegan a un acuerdo sobre el papel del sexo en su relación.

Existen asociaciones y páginas web que dan información sobre esta orientación sexual y son una ventana de visibilidad a aquellas personas que no entienden muy bien que les ocurre y se sienten extraños por no sentirse interés por el sexo. AVENES es la plataforma internacional online más importante para la asexualidad.

Publicado el 18/07/2013                                                                    Marta Ibáñez
http://sexualidad.doctissimo.es/deseo/atraccion-sexual/asexualidad.html



martes, 16 de julio de 2013

Pikara magazine

Vivir sin sexo
 Casi el 5% de la población mundial carece de deseo sexual o de interés por compartir su sexualidad con otras personas, según la Universidad Autónoma de México. Las personas asexuales reivindican su condición como una opción más y empiezan a hacerse visibles en Internet. Sus historias despejan mitos y revelan la diversidad de este colectivo.
Pikara Magazine    16/07/2013
Virgina Mendoza 

Soledad tiene treinta y cinco años y es virgen porque quiere. Como ella, cientos de millones de personas en todo el mundo se niegan a tener relaciones sexuales, no por razones morales o religiosas, sino por falta de deseo o porque simplemente no les interesa compartir su sexualidad con otras personas. Las personas asexuales reivindican su condición como una opción sexual más. Paradójicamente, para muchas de ellas, la negación de la sexualidad es lo que justifica la existencia de las otras opciones sexuales.
Incluso ondean su bandera (de cuatro franjas: negra, gris, blanca y violeta) en los desfiles del Día del Orgullo LGBT. Aunque se trata de un colectivo reciente y apenas conocido, empieza a ganar visibilidad en Internet a través de proyectos de visibilización y blogs en los que miembros de la comunidad relatan sus experiencias personales.
Kafka confesó su nulo interés en el sexo en sus diarios. “El coito como castigo por la felicidad de estar juntos. Vivir en lo posible de manera más ascética que un soltero, esa es la única posibilidad para mí de soportar el matrimonio. ¿Pero ella?”, escribía. Otras personalidades como Newton, Chopin, Isabel I de Inglaterra y Kant han sido consideradas asexuales y hasta se ha especulado con la posibilidad de que Hitler lo fuera. Dalí tenía relaciones románticas sin sexo con sus musas; aunque les permitía tenerlas con otros hombres. Morrisey, el que fuera cantante de The Smiths, se declaró abiertamente asexual cuando dijo que no podía imaginar su cuerpo “respondiendo a un estímulo sexual”. Se trata de casos aislados. El origen de la asexualidad como movimiento es reciente y se ha vinculado a los(chicos herbívoros), una tribu urbana que apareció en Japón hace menos de una década y cuyos miembros declaran su desinterés por el sexo y por el trabajo.
Según un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), alrededor del 3% y el 5% de la población mundial actual se consideraría asexual; es decir, unos 300 millones de personas. ¿Cómo es posible en sociedades como la occidental que giran en torno al sexo y en las que la presión social incita a conductas indeseadas? Para el académico Anthony Bogaert, responsable de una investigación previa (de la que extrajo que el 1% de la población mundial era asexual), este hecho sería la constatación del dicho popular que afirma que lo poco gusta y lo mucho cansa. Bogaert cree que es precisamente la sexualización de la sociedad lo que ha “apagado” el deseo sexual de todas las personas que se consideran asexuales.

Johana Villamil es directora de la Plataforma de Visivilización de la Asexualidad en Hispanoamérica (AVENes). Este proyecto ha logrado consolidar una amplia comunidad de más de 3000 personas en sus cuatro años de existencia. AVENes “reivindica la asexualidad dentro de la diversidad” y surgió como “una herramienta para entablar diálogos más cercanos”, según explica Villamil.
Pese a las confusiones a las que puede llevar el término “asexual”, todavía definido en términos meramente biológicos por la RAE, no se trata de una aversión al sexo. Ni siquiera todas las personas asexuales se niegan a mantener relaciones sexuales de manera estricta. AVENes define la asexualidad como la “falta de orientación y deseo sexuales”. Como explica Villamil, “las personas asexuales no sienten rechazo al sexo: no son antisexuales. De hecho, hay personas asexuales que sí tienen relaciones sexuales en baja frecuencia. Pero no pensamos que el sexo sea malo, pecado o algo sucio. Simplemente no nos interesa y preferimos conectarnos con las personas de otra manera.”
Tipos de asexualidad
 Además de distintas formas de entender la sexualidad (algunos se masturban, pero no comparten su sexualidad), dentro del colectivo cada asexual se considera de un tipo u otro en función de sus preferencias a la hora de relacionarse a nivel emocional. Así, las personas asexuales pueden ser románticas o arrománticas en base a su necesidad de mantener relaciones amorosas o su oposición a las mismas. Entre las románticos, además, encontramos distinciones en función de las preferencias a la hora de mantener una relación romántica: asexuales hetero-románticos, homo-románticos, y bi-románticos.
 Dentro de AVENes, la diversidad de formas de entender la sexualidad y las relaciones emocionales es amplia. Según aclara su directora, “el hecho de que una persona no sienta atracción sexual no quiere decir que no sienta otro tipo de atracciones, o que no le interese formar relaciones románticas con otra persona. Las personas asexuales tienen las mismas necesidades afectivas que cualquier otra persona y hay en nuestra comunidad toda la variedad LGBT”.

Soledad pasó de buscar relaciones afectivas con hombres y mujeres a buscarlas sólo con mujeres pero con una premisa clara: exentas de relaciones sexuales. Ahora se pregunta cómo no pudo darse cuenta antes de su condición y cree encontrar la respuesta: “Supongo que fue por el hecho de que desde pequeñas nos enseñen que las mujeres tienen que estar con hombres, unido a mi falta de atracción”.

¿Enfermedad mental?

Lucía se sumió en una terrible depresión cuando la adolescencia le descubrió que no experimentaba los mismos intereses que sus amigas en cuanto a su incipiente atracción sexual hacia los chicos. “Empecé a sentirme diferente porque ningún chico me interesaba, aunque no pude ponerle nombre a lo que me pasaba hasta que busqué una respuesta a mis dudas y fracasos sentimentales”, cuenta. Lucía se considera hetero, aunque arromántica. “Yo no estoy soltera, soy soltera”, dice. Como a otras muchas personas asexuales, se le diagnosticó depresión. Es habitual que la asexualidad se confunda con algún tipo de enfermedad mental o trastornos de la personalidad como el trastorno de deseo sexual hipoactivo, caracterizado por una falta de apetito sexual eventual.

La psicóloga y sexóloga Gema Montes, responsable de la web sersexual.com, asegura que “siempre ha habido personas con deseo sexual cero, pero ahora en estos tiempos de redes sociales y de globalidad tienden a unirse y desarrollar una filosofía propia”. Montes cree que es imposible ser asexual: “Es como negar la biología humana; es física, biológica, psicológica y socialmente imposible. Se puede elegir no tener conductas de carácter erótico, pero se sigue siendo sexual”, sentencia. Según la sexóloga, es posible prescindir del sexo, “pero se dejarían de reportar múltiples beneficios para la salud y para las relaciones interpersonales”. Desde la sexología, además, se considera que la falta de sexo puede ser perjudicial a distintos niveles. Montes explica que los problemas que conlleva una vida sin sexo pueden ser orgánicos (depresión, estrés, diabetes o tumores), psicológicos (emociones negativas: vergüenza, miedo y culpa) y sociales (relacionados con una educación represiva y la influencia de modelos sexuales clásicos).
 La frustración inicial ante el desconocimiento de la situación, lleva a muchas personas asexuales a consultar con psicólogos o sexólogos por una razón común: una sensación de extrañeza que les impide sentir atracción física incluso cuando se enamoran. “Sufrí mucho porque me he sentido enamorada varias veces, aunque nunca pude sentir atracción física por esa persona”, explica Lucía. Lucía asegura haber mantenido relaciones sexuales con ambos sexos y haberse visto forzada en ocasiones, obligándose a tener sexo sin querer, para tratar de entenderse a sí misma. Lucía es de esas asexuales que sí son capaces de sentir deseo pero que no sienten atracción física por otras. “He buscado el sexo por el sexo temiendo que un intento fallido acabase con una hermosa relación y evité las relaciones con sentimientos de por medio. Pero no puedo sentir atracción sexual aunque sí deseo; me gusta el sexo pero no compartirlo”, aclara.
Tal fue la impotencia de Lucía hasta que llegó a la conclusión de que era asexual, que decidió escribir un libro. En ‘Diario de una asexual’, relata su experiencia personal “para que nadie más sufriese por no saber lo que le ocurre en este terreno”. Asegura que “lo que más hace sufrir a una asexual es la incomprensión, empezando por la propia, ya que no es fácil identificar un tema sobre el que no se ha oído hablar.”
Fernando no se considera estrictamente asexual. Tras una larga búsqueda de sí mismo llegó a la conclusión de que era demisexual. “Se llama así a alguien que no suele tener atracción primaria o de tenerla no es lo suficientemente fuerte como para actuar impulsado por ella. Sin embargo, se puede sentir atracción si hay sentimientos de naturaleza romántica”, explica. Fernando sintió la misma preocupación que Lucía desde que, en la adolescencia, el sexo empezó a ganar relevancia en su entorno. “Pensaba que antes de los veinte tal vez la falta de madurez y de experiencias hacía que no me pareciese tan relevante como al resto, pero cuando pasan los años e incluso décadas sin tener aventuras sexuales, te sientes fuera de lugar”, dice. Fernando acudió a un hipnoterapeuta para que le ayudase a superar su “problema”. Tras las sesiones encontró la verdadera fuente de sus preocupaciones: “tenían más que ver con querer compararme con el resto que conmigo mismo”.

Presión social

 “Soy asexual, chico, no pongas esa cara, ¿vale?, pero no voy por ahí repitiéndolo porque eso sí que es algo que nadie entiende. Nadie entiende que alguien pueda carecer de interés por el sexo”, escribe Ángela Vallvey en Muerte entre poetas. Si mujeres como Lucía llegan a mantener relaciones sexuales no deseadas sólo para sentirse “normales”, en el caso de los hombres resulta todavía más difícil. “En la universidad cometí el error de decir que era virgen. Desde entonces llevé el estigma de hombre virgen y me convirtieron en el protagonista del chiste fácil hasta que terminé la carrera”, recuerda Fernando. Tras aquella confesión, sufrió durante sus años universitarios constantes presiones por parte de sus compañeros, que le daban consejos que no pedía para mantener relaciones sexuales y hasta le amenazaban diciendo que se volvería loco. Desde entonces, y cada vez que alguien le pregunta, asegura que se ha acostado con algunas chicas, sin entrar en detalles, para no volver a pasar por aquello.
Fernando reconoce que, aunque los hombres sienten la presión de una sociedad que les impone que lo normal es que mantengan relaciones sexuales con frecuencia, para las mujeres ya no resulta fácil. “Las chicas también están sintiendo presiones para tener más actividad sexual.
Conozco a una chica que también recurre a decir en su nuevo trabajo que ha tenido sexo para que dejen de acosarla como en el anterior”, explica Fernando. Lucía parte de la base de que, más allá de la presión social, hombres y mujeres vivimos la sexualidad de manera distinta. “Supongo que para los hombres es más difícil, ya que a las mujeres no se nos valoran tanto las conquistas sexuales como a ellos. Quizá está más ligada al terreno sentimental, que nos hace echar en falta las relaciones afectivo-sexuales más que las relaciones sexuales”, dice. Johana Villamil considera que “en todos los casos es difícil para cualquier persona porque, además de una fuerte presión social, una educación sexual basada en cómo poner un condón y las ETS no ayuda a entender tu sexualidad”. Y añade: “Es necesario hablar de la sexualidad humana, de las relaciones, de la intimidad, del amor y de las emociones en otros términos. No se puede seguir viendo la sexualidad de cada persona como una lista de instrucciones sobre el placer y el éxito”. Soledad siempre tuvo claro que no le gustaba el sexo. A los treinta y cuatro años y gracias a la reciente difusión de la asexualidad en Internet, por fin pudo dar un nombre a su situación. No ha encontrado la oportunidad para poner fin a su virginidad, pero asegura que tampoco la ha buscado. Mientras que para algunas personas de su condición, mantener relaciones sexuales es algo que simplemente no interesa, ella muestra una clara aversión y asegura que siempre le ha “horrorizado” imaginarse casada y “cumpliendo” con su marido.
http://www.pikaramagazine.com/2013/07/vivir-sin-sexo/

Foro sobre demisexualidad

Christine ~-Little Girl-

 Hola, acabo de descubrir este blog y me parece muy interesante :), llevo un rato leyendo y he decidido hacer un foro para poder encontrar y poder hablar con más gente con una inclinación sexual poco común. El foro en si trata de la demisexualidad, pero me encantaría que personas asexuales comentaran también sus experiencias :).
Si quieres pasarte te dejo el link:
http://demisexualidad.creatuforo.es/

Conozca quiénes son los asexuales, personas indiferentes al sexo


Domingo, 07 de Julio de 2013 08:31

A través de un testimonio de vida, hacemos una radiografía sobre la asexualidad. Personas que pueden vivir sin sexo sin dejar de ser felices.
El pintor, escultor, grabador, escenógrafo y escritor español Salvador Dalí es uno de los asexuales más famosos de la historia.


En una sociedad donde la pornografía está de moda en la literatura, donde los escándalos de adicción al sexo venden, donde los orgasmos vienen concentrados en píldoras azules, es difícil concebir la idea de una persona indiferente o apática ante el sexo.
Johanna Villamil, artista y gestora cultural, dice que “no hay deseo sexual hacia otras personas, podríamos hablar de fetichismo o prácticas de sexualidad no convencional. Se siente excitación física, pero se prefieren otras actividades para pasar agradable”.
Cuando ella cuenta que el sexo no es lo suyo, la gente, después de mirarla como a bicho raro, le dice que “seguro no ha conocido al hombre ideal”, “que ya va a pasar”, que “es hormonal”. No hay tal, es una condición permanente.
Según el sexólogo Ezequiel López, “hay personas que nunca han tenido episodios traumáticos, pero no sienten ese impulso sexual”. “Se nace asexual”, complementa Johanna, para quien serlo en Latinoamérica, “donde las mujeres se realizan cuando tienen hijos y los hombres son machos si son buenos sementales”, es cosa seria. Por eso, muchos no salen del clóset, se ven presionados a llevar una vida sexual activa o permanecen solteros.
Asexuales famosos hay muchos: Frédéric Chopin, como lo afirmó su compañera George Sand; Salvador Dalí, en su libro ‘Vida Secreta’ se refirió al sexo como“aquello no es para mí”. Y Adolf Hitler, cuya falta de sexualidad fue discutida en ‘The Hidden Hitler’.
“Soy asexual”
Johanna Villamil es artista y gestora cultural bogotana, tiene 26 años y a los 22 descubrió que era asexual.
”El sexo es genial. Lo que no me parece genial es que se trate el sexo como una obligación, cuando debería ser una opción. Y que se mezcle con conceptos como el amor o la intimidad, pueden ir de la mano pero no son la misma cosa”.
En el colegio, cuando sus compañeras le hablaban de su atracción sexual por un chico, era como si le hablaran en mandarín. Tener relaciones sexuales no despejó sus dudas. No sentir la necesidad de tener sexo la llevó a leer mucho del tema y desde 2010 es vocera de los derechos de los asexuales: “No sentir atracción sexual no hace a las personas inmaduras, fracasadas o infelices”.
Para la felicidad no hay receta. No se trata de vivir la vida sexual como si se siguiera una guía de instrucciones. La asexualidad se ha tratado como una enfermedad, un trauma, y no lo es”, afirma.
“Si a alguien no le interesan las matemáticas no es que tenga un defecto en su cerebro, solo siente interés por otras cosas. Quien no está interesado en el sexo, prefiere otras formas de conectar con otro y expresar su sexualidad”, agrega.

El perfil del asexual
Para estos ‘ángeles terrenales’ se puede ser feliz sin sexo. Son socialmente activos y sexualmente pasivos. Disfrutan la soledad, mas cultivan la amistad. Prescindir del coito no significa renunciar a la pareja, también se enamoran.
Según Aven (Asexuality Visibility and Education Network), tienen las mismas necesidades emocionales que el resto de mortales. Algunos nunca han besado y otros tienen cierto impulso sexual y se masturban para sentir placer, pero no sienten interés de dirigir esa energía hacia otros.
Los estudios
La asexualidad se presenta en una de cada 100 personas. Se cree que 400.000 colombianos serían asexuales, de un total mundial de 70 millones. Un estudio británico analizó 18.000 respuestas de personas encuestadas sobre su vida sexual. Un 1% respondió que “nunca se sentía atraído por otra persona”, lo que Anthony Bogaert catalogó como “asexualidad”.
En su libro ‘Understanding Asexuality’, él dice que la falta de apetito sexual no hace a estas personas desgraciadas: “Si no le interesa el paracaidismo, ¿debería diagnosticarlo como un desorden de bajo deseo de paracaidismo?”. Según Raúl Paredes, del Instituto de Neurología de la Universidad Autónoma de México, los asexuales no tienen problemas de erección.

Agremiados para reafirmar su identidad
En España y en México algunas personas crearon, hace siete años, un foro privado para asexuales donde contaban sus experiencias. Hace cuatro años un joven español creó la red social Asexuales.tk. Y hace tres años, la bogotana Johanna Villamil inició el proyecto de Dignidad y Educación de la Sexualidad, en el que trabaja con la comunidad LGTBI de manera presencial, a través de charlas, conferencias, marchas.
El grupo Aven (Asexuality Visibility and Education Network) fue fundado en 2001 por David Jay, un californiano de 30 años y hoy en día cuenta con 60.000 miembros.



Los asexuados en la literatura
-‘La casa de los espíritus: Una mujer muestra signos de asexualidad, dice que el coito le produce dolor en los huesos.
-‘Cien años de Soledad’: En la novela de Gabriel García Márquez, ‘Remedios, la bella’ nunca se sintió atraída por ningún sexo.
-‘Diario de una asexual’: Lucía Lietsi detalla la asexualidad a través del diario de Lucía, donde habla de sus dudas y miedos.

lunes, 8 de julio de 2013

¿Cuánto sabes de la sexualidad?

Millones de personas confunden los comportamientos sexuales sin conocer a fondo sobre el tema.

En la actualidad se ha vuelto cada vez más común el tema de la variedad de orientaciones sexuales: la heterosexualidad, bisexualidad, homosexualidad femenina y masculina, asexualidad, pansexualidad; solo por mencionar algunas. Desafortunadamente la falta de información sobre un tema tan polémico y tan ajeno a nuestro condicionamiento cultural, ha dado pie para que estas tendencias se interpreten como desviaciones, enfermedades, rebeldías o simplemente formas de llamar la atención. Pero la realidad es otra, pues la sexualidad no es una elección, sino una condición.

Para comenzar, es importante diferenciar entre identidad de género, expresión de género, sexo, y orientación sexual. Está comprobado que las falsas creencias se originan en el desconocimiento de las diferencias que existen entre estas tendencias.

La identidad de género está determinada por la ‘comodidad’ con uno mismo. Es la manera como el cerebro nos clasifica automáticamente dentro de la categoría de hombre o de mujer, pero no está ligada necesariamente al sexo biológico.

La identidad de género es la manifestación de la masculinidad o de la feminidad, basada en los roles tradicionales del género. Esto infiere en la forma de vestir, en el comportamiento, etc.

El sexo biológico está determinado por las características físicas y biológicas que diferencian a los individuos a nivel sexual, incluyendo los órganos sexuales, hormonas y cromosomas (hembra- intersexual- macho).

La orientación sexual por su parte, está ligada al tipo de persona por la que nos sentimos atraídos física, emocional y espiritualmente; de ésta manera, los heterosexuales se sienten atraídos por el sexo opuesto, los bisexuales por su mismo sexo y por el sexo opuesto, los homosexuales por su mismo sexo, los asexuales no sienten atracción por ningún sexo y los pansexuales sienten atracción por otras personas independientemente de su sexo o género.

Las personas asexuales no sienten atracción erótica hacia otras personas, tampoco hacia el placer sexual y no tienen relaciones sexuales. Según los estudios de Anthony Bogaert, profesor de Ciencias de la Salud Comunitaria y Psicología de la Universidad de Brock en Canadá, se calcula que el 1% de la población mundial es asexual.

La asexualidad es la orientación sexual que más discriminación recibe, principalmente porque no es ni siquiera aceptada como algo real, sobretodo en una sociedad tan obsesionada con el sexo. En los últimos años han surgido comunidades de personas asexuales, quienes reciben apoyo y se identifican con los otros miembros de la misma comunidad que sienten lo mismo. La comunidad Aven (Asexuality Visibility and Education Network) por ejemplo, cuenta con más de 50 mil miembros. La comunidad Platonic Partners ayuda a las personas que quieren tener una pareja pero, pero que no quieren (o no pueden) tener sexo.

Entre la comunidad de personas asexuales, a pesar de la falta de deseo y atracción sexual, existen diferencias principalmente asociadas a la ausencia de apetito sexual o atracción romántica. Algunas personas solo experimentan una de las dos, otras las dos y otras, ninguna.

Los asexuales sí pueden experimentar atracción romántica hacia uno o ambos géneros, lo que ocurre es que no tienen relaciones sexuales. Según su orientación romántica, algunos asexuales se definen como heterorománticos, homorománticos o birománticos, dependiendo del tipo de orientación afectiva. También existen otros asexuales arrománticos o no románticos que aparte de no sentir atracción sexual, tampoco tienen atracción romántica. Así mismo algunos asexuales pueden llegar a tener sensaciones sexuales sin llevarlas a cabo, mientras que otras se masturban para satisfacerlas.
Si sientes que te identificas con esta orientación, no tienes por qué sentir angustia, miedo o vergüenza. Simplemente puedes ser parte del grupo de personas asexuales que viven su vida como cualquier otro ser humano, con la diferencia que no hay atracción por las relaciones sexuales. 

martes, 2 de julio de 2013

Generación ameba: asexuados, una raza en aumento

Heterosexuales, bisexuales, gais, lesbianas, transexuales… ¿Por qué choca a la sociedad el hecho de que ciertas personas declaren no tener impulsos sexuales? Ellos reclaman su derecho a vivir y relacionarse tan solo románticamente.